Estando en Lloret de Mar
no os podéis perder Los Jardines de Santa Clotilde.
Encargados por El Marqués
de Roviralta que los bautizó con ese nombre en honor a su primera esposa.
Diseñados
por Nicolau Rubió i Tudurí fueron realizados a la manera de los jardines, suaves
del Renacimiento italiano.
Por esto y por la orografía del paraje nos
deslizaremos sobre terrazas que se superponen, caminos que se cruzan, rampas,
escaleras,…
Situados en un paraje de gran belleza al borde
de un acantilado, desde distintos lugares se nos ofrecen vistas de Las Calas de
Santa Cristina y Boadella.
Y con la presencia constante de las aguas del
Mediterráneo besando La Costa Brava.
La vegetación es variada con pinos, tilos,
alberos, cipreses, y otras especies mediterráneas como el naranjo.
Hasta la hiedra, presente por doquier, tiene
un especial protagonismo sobre todo alfombrando los múltiples escalones.
Personajes mitológicos, animales y bustos que emulan la escultura romana de la
época imperial aparecen por doquier y
nos sumergen en el mundo idílico que recrea el jardín.
Las fuentes, surtidores y estanques con el
arrullo del agua al caer, contribuyen a la magia del lugar.
También hay miradores y momentos de descanso
para el admirado visitante.
Pero si hay algo que llama especialmente la
atención es La Plaza de las Sirenas.
Se puede decir que es la guinda del pastel de
los jardines.
En su escalera central se distribuyen, algunas
a lomos de gigantes tortugas, cinco sirenas de bronce de la escultora Maria
Llimona que se dejan mimar por los paseantes.
Sorprendidos al cerciorarse de que algunas de
ellas no tienen una cola sino dos.
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