Los senderistas del Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas hemos estado paseando por los bosques de Baños de
Molgas, Ourense.
Ya desde el inicio nos
vimos acompañados por la majestuosidad de los árboles que los pueblan.
Ejemplares caducifolios
que ponían una nota alegre en el ánimo de los senderistas.
El paisaje, todavía
invernal, agrada al caminante y lo distrae de la monotonía.
Deja vagar el alma y
la va llenando de agradables sensaciones.
Intermitentemente van
surgiendo localidades más o menos deshabitadas en las que la piedra de las
casas representa la nostalgia de otra época.
Y la presencia de viejos
hórreos la añoranza de las sombras del pasado.
Los senderos por los que
vagamos son de lo más variado.
A veces el senderista va
jalonado por muros de piedra en donde la pátina del tiempo va dejando su huella
de siglos.
Es realmente una
gozada poder deslizar los pies por sendas pintadas de verde.
En otros momentos la hoja
seca tapiza de castaño los caminos que pisamos.
El andar es muy fácil, y
nuestras pisadas se hunden en las hojas caídas en meses pasados que nos hacen
sentir la magia declarada en el bosque.
Cada rincón es un tapiz
de color semejando una alfombra tejida por manos artesanas.
Hay momentos intensos en
medio del bosque.
Como cuando los robles,
hayas, castaños y demás, se recortan y dejan claros en el cielo por donde el
azul se cuela brillante y atrevido.
La nota religiosa la ponen
La Capilla de Nocelo, un Cruceiro en
Fondodevila.
Y La Iglesia Prerrománica de Santa Eufemia.
Está datada en el S. IX con influencia mozárabe como se puede ver en sus
ventanas.
En su entorno encontramos la llamada Fuente de Las Ninfas, de la época de
La Romanización y de ella provienen Las Aras Romanas que se encuentran en la iglesia.
Después de Nocelo el caminante tiene un agradable encuentro con El Río
Arnoia que baja alborotado, en
medio de un paisaje con ritmo de calma.
Aguas que no hace mucho
movían las muelas del molino que en su orilla ahora sólo descansa.
Contemplando el suave
deslizar de la sonoridad líquida que invita a quedar a su lado.
No dudéis en acercaros
hasta El Monte Lampaza en donde se descubrieron varios Petroglifos de La Edad
de Bronce.
Os va a gustar el segundo
encuentro con El Arnoia. En las cercanías de A Ponte de Pedra en donde sus
aguas nos ofrecen toda una sorpresa.
Seguimos su estruendosa
melodía hasta un paraje salvaje con El Molino de Os Piepitos que seguro ya dejó
atrás sus mejores días.
Y cuya ruinosa figura es
consolada por el Arnoia bravo y lleno de prisa dejándose caer a su lado en mil y una gotas ruidosas.
Su música y todo el
entorno, con una pequeña laguna incluida, invitaban a permanecer allí sacando
una y mil fotografías.
No os perdáis la
oportunidad de continuar y pasear por bosques que parecen de cuento.
Gastad unos minutos
descubriendo sus rincones mágicos y recreando la vista en la variedad de
marrones, ocres, verdes, azules, amarillos,...
Tendrá el senderista un
tercer encuentro con El Arnoia en un enclave con ruinas de molino y rústica
pontella.
Y no faltará algún que
otro regato en el trayecto.
Como veis el agua tiene
gran protagonismo. Todavía nos falta el área termal de Baños de Molgas.
Ya disfrutaban de ella,
con el chorro a 49º los romanos que por aquí se dejaron caer.
Y que nos dejaron la
majestuosidad del Puente Romano en la misma zona.
Una ruta completa,
acogedora y relajante, verdadero festival para los sentidos.
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