Esta
ruta transcurre por la costa de Cangas siguiendo La Senda Costera de Areamilla.
Se
llama así porque tiene su inicio en La Playa de Areamilla, de arena blanca y
fina.
A unos pasitos de ella caminaremos ya sobre suelo terroso y bastante sombreado.
A unos pasitos de ella caminaremos ya sobre suelo terroso y bastante sombreado.
Nos
encontraremos a continuación con el pequeño y oscuro Túnel de Areamilla. No
presenta ninguna dificultad pero la ayuda de una linterna quitará miedos a los
aprensivos.
En
seguida se hace la luz y la paleta de azules de cielo y mar surge ante
nosotros.
No dejéis sin visitar la zona regada por El Regato Do Pontillón en donde no faltan los molinos, un antiguo lavadero y mesas de piedra acompañados de algunos castaños.
No dejéis sin visitar la zona regada por El Regato Do Pontillón en donde no faltan los molinos, un antiguo lavadero y mesas de piedra acompañados de algunos castaños.
Y una
oportuna fuente manando agua fresquita.
Como
también lo hace La Fuente de Anguieiro un poquito más adelante.
La
Costa aquí se nos presenta rocosa y desde distintos lugares nos ofrece la
visión de la inconfundible silueta de Las Islas Cíes allá en la lontananza.
Siempre con la presencia continua del Atlántico a nuestro lado.
Siempre con la presencia continua del Atlántico a nuestro lado.
Es una
ruta bastante descampada aunque también tiene sus momentos sombreados en donde
predominan los pinos.
El camino despejado facilita un ágil andar sobre nuestras ligeras zapatillas.
También
encontraréis los típicos banquitos en donde sentarse, relajarse mirando al mar
sin que nadie interrumpa tus pensamientos.
Hay una
zona en donde os llamarán la atención unos agujeros. Son Las Furnas, producidas
por la erosión del mar sobre la superficie cercana.
Son
profundos y se encuentran vallados para protección del senderista y todo el que
por allí pasa.
Ya que
es un camino bastante transitado tanto por peatones como por ciclistas.
Pisaremos
la fina arena de La Playa do Porto.
Admiraremos
el caribeño colorido de las aguas que besan La Playa de Santa Marta.
A la que nos acercamos
para sentir la suavidad de sus arenas.
Endulzadas
por el fresco manantial que hacia ellas fluye de La Fuente de Santa Marta.
No
dudamos en aproximarnos a la cercana Capilla de Santa Marta desde donde
regresamos al punto de inicio.
Como
veis, una ruta en la que se respira olor a hojas de pino, a mar,…En donde el
alma se serena y echa a volar.
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