El Palacio de Cristal del Parque del Buen Retiro,
en Madrid, es uno de los protagonistas del paseo que os contamos hoy en El Blog
Grupo de Andainas Rías Baixas.
Un paseo que comenzamos en las inmediaciones
de la madrileña Estación de Atocha.
En su entorno echad la vista a la derecha y descubriréis
la artística fachada del Edificio del Ministerio de Agricultura y la
impresionante escultura que lo corona.
A continuación subimos La Cuesta de Moyano en
donde el caminante puede entretenerse ojeando los puestos con libros antiguos y
diversos objetos de artesanía. ¡Y nosotros así lo hicimos, jajaja!
Y al poco entramos ya al Parque del Buen Retiro.
Y lo hacemos por la llamada Puerta de Ángel Caído que efectivamente nos lleva
al lugar en donde se erige La Estatua del Ángel Caído, a él dedicada.
Como dato curioso dicen que sólo hay otra estatua del mismo tema en Turín y que ésta del Retiro madrileño se encuentra a 666 m del nivel del mar. ¿Será
sólo mera coincidencia?
No dejéis de visitar La Rosaleda, un jardín,
que como su nombre indica, está dedicado a diversas variedades de rosas formando
laberintos salpicados de refrescantes fuentes.
Y en medio de un pequeño lago, con un elegante surtidor lanzado hacia el cielo,
surge ante nosotros la maravillosa estructura de metal y cristal levantada en 1887 con motivo de La
Exposición de Filipinas, celebrada ese mismo año.
Considerado uno de los mejores ejemplos de la llamada arquitectura del
hierro en Madrid, inicialmente fue planificado como gigantesco invernadero de plantas tropicales, y hoy en día es una sala de exposiciones con
muestras del Museo Reina Sofía.
Y lo que no os podéis perder es la vista del Estanque
Grande del Retiro, un lago artificial, que dicen fue mandado construir por
orden de Felipe
IV para recrear batallas navales, en las que él mismo participaba.
La verdad que es una gozada encontrarse en
este verdadero museo al aire libre en donde destacaría el imponente entorno del Conjunto Escultórico
dedicado a Alfonso XII.
Magnífica La Estatua Ecuestre del General
Martínez Campos.
En el lago, madrileños y visitantes,
se relajan y disfrutan ejercitándose en el arte del remo.
O, simplemente, dejándose llevar en los
barquitos, algunos solares, dispuestos para ello.
Sirenas y leones permanecen atentos a todo lo
que por allí ocurre.
Imponiendo sus figuras altivas y orgullosas sobre el
lago, dando seguridad y confianza al paseante.
Dejamos atrás El Parque y el camino que
elegimos nos lleva delante mismo de esta maravilla que nos dejó El Mejor
Alcalde de Madrid, Carlos III y que sin ninguna duda es uno de los monumentos más
representativos de Madrid.
Al verla, no pudimos menos que recordar y
tararear la célebre canción: ¡Mírala, mírala, La Puerta de Alcalá!
¿Y qué deciros de La Fuente de La Diosa Cibeles? ¡Su
belleza y armonía la han convertido en todo un símbolo de la capital, y con razón!
Y así encontramos al dios de las aguas, Neptuno,
empuñando su tridente mientras cabalga sobre un carro tirado por dos caballos
con cola de pez, en su fuente claro, La Fuente de Neptuno.
Si vais con tiempo, adentraos en la inmensidad
pictórica que guarda entre sus muros nuestra gran pinacoteca: El Museo Del
Prado.
Y, como hicimos nosotros, no olvidéis saludar al genial Velázquez, vigilante
permanente en frente de la puerta principal, temeroso quizás de que se escapen sus
preciadas Meninas.
¡En fin, un paseo precioso! ¡Para vivirlo y que no te lo cuenten!
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