Es lunes y, como es habitual en El Blog Grupo
de Andainas Rías Baixas, os vamos a contar nuestra última caminata.
La iniciamos muy cerquita de Ourense,
concretamente en el mismo Embalse de Cachamuíña.
Era temprano y una densa neblina cubría las
aguas allí retenidas y los árboles que las custodiaban.
Todo ello añadía una atmósfera de misterio que
engrandecía la belleza del paisaje.
¿Verdad que sí?
Allí tomamos un inicial contacto con El Río
Loña que cruzamos por este puente de madera.
Y este río será el intérprete principal a lo
largo del trayecto pues será su curso serpenteante el que nos marque nuestro
sinuoso recorrido.
Aunque también caminaremos a través de bosques
con variedad arbórea en donde se refleja la colorida paleta del otoño.
Y visitaremos La Iglesia Medieval de Santa
Marta de Moreiras que data del S. XII, aunque fue reformada en el XVIII,
conservando elementos de estilo románico y barroco.
Estamos en diciembre y, normalmente, los ríos
van plenos de líquido elemento, pero en este otoño tan seco el Loña nos ofrece
poco agua pero llena de estampas preciosas.
A lo largo de las tierras que vamos pisando,
la senda se encuentra tapizada de crujientes alfombras de hojarasca.
E incluso el lecho del río había momentos que
permanecía totalmente cubierto por las hojas, hasta el punto de casi no poder
ver el agua.
Desde el comienzo nuestro paseo se desliza por
la orilla izquierda del río.
Son varios los puentes o pontones que nos
encontramos, y que nos invitan a cambiar de margen, pero no lo hacemos.
Sino que continuamos admirando los tapices que
la naturaleza pone a nuestros pies.
También nos encontramos con algunos molinos
salpicados aquí y allá.
Y que junto con la especial luminosidad del
otoño son auténticos regalos para la vista y el espíritu.
¡Fijaos qué ideal este paraje con río, molino y
pontella.
Pues al final nos decidimos y es aquí que
cambiamos de orilla y pasamos a desfilar por la derecha del río que no nos
depara más que lugares mágicos.
Con más molinos.
Agua y espejos cristalinos.
Y momentos inolvidables.
Al poco, desde la parte más alta de nuestra
caminata, se nos ofrece una visión lejana del embalse en el que habíamos
comenzado.
Muy próximo a este paraje.
Y fue una auténtica delicia regresar al origen
y encontrarnos con este panorama ya sin el manto de niebla matutina.
Fantásticos los últimos
metros bordeando la presa con las azules aguas como compañeras.
La serenidad de las
aguas ejercía su efecto sobre los senderistas.
El paseo tocaba a su
fin pero en la mochila regresaba todo lo en él sentido y vivido.
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Y parece que continuamos en racha. De nuevo ayer lunes 12 se ha batido el récord de visitas en un solo día:657.
ResponderEliminarUna vez más, ¡muchas gracias por continuar ahí y bienvenidos los nuevos visitantes y amigos!
Jose y Mary Carmen