La ruta que esta semana acercamos hasta El
Blog Grupo de Andainas Rías Baixas tiene como protagonistas tierras de
Santiago de Compostela.
Dejamos nuestro coche cerca de la cuesta del Convento de San Francisco y enseguida nos encontramos en La Plaza del Obradoiro.
No pudimos disfrutar de la fachada de La Catedral pues, como sabéis, se encuentra
en restauración, pero todo lo que la rodea bien merece también la atención del
visitante.
De allí nos dispusimos a seguir la llamada Senda Fluvial del Río Sarela. Y el comienzo no puede ser más espectacular con las
aguas fluyendo tranquilas bajo El Puente del Carmen al lado de La Capilla del
mismo nombre.
La senda acompaña el recorrido del Río Sarela
que, este día, se nos mostraba realmente espectacular corriendo febrilmente a
nuestra vera y formando bonitos rápidos que animaban el espíritu del senderista.
La ruta va serpeando, igual que el río, y va
jugando con el caminante pasando de una a otra orilla del mismo a través de diferentes puentes, pontones y pasarelas.
También nos encontramos muestras de la antigua
actividad de curtidos de la zona con ruínas que nos hablan de un pasado muy
activo. El senderista, acompañado por el sonido del
agua, va pisando sobre tierra rodeado a un lado y a otro de vegetación propia
de ribera gallega, alisos, sauces, abedules...
Al llegar a la altura del Puente Sarela hay un
tramo común con El Camino a Fisterra, pero nuestros pasos nos llevan
hacia El Monte Pedroso. Durante el trayecto obtenemos vistas diferentes de Santiago y
la catedral.
Llegados al lugar conocido como La Selva
Negra, tenemos ante nosotros multitud de estrechos senderos para elegir y el caminante
puede continuar disfrutando de la variada vegetación, refrescarse en sus
fuentes y pasar bajo la sombra de frondosas carballeiras.
Arribamos a La Granxa do Xesto, un lugar de
esparcimiento de los santiagueses, donde obtenemos nuevas visiones de la ciudad
con las torres de la catedral y El Monte Gaiás en la lejanía.
Nos llamaron la atención dos minas allí
existentes, los canales de agua y la laguna, que ponen un remanso de paz en el
ambiente y que invitan a permanecer allí por más tiempo reviviendo sensaciones y
vivencias.
Pero continuamos el viaje yendo otra vez al
encuentro del afluente del Sar y de nuevo nuestro andar nos lleva a través de bonitas corredoiras y
acogedores soutos y carballeiras.
Un momento inolvidable es aquel en que nos
encontramos la visión del Molino do Romaño y, para llegar hasta él y cruzar el río,
tenemos que hacerlo por esta maravilla: La Pontella da Burata.
Y también tiene su encanto el lugar en donde
todavía permanece una antigua curtiduría y, a su lado, el fascinante Puente de Los Tres Ojos.
Y ya el caminante va cerrando el círculo del
paseo dominical acompañado por el Sarela que nos continúa ofreciendo momentos
realmente mágicos.
Y, aunque a lo largo de la ruta fuimos observando fuentes y lavaderos varios, casi al final de la misma nos
encontramos con unos curiosos lavadoiros, allí mismo en el cauce del río, casi
cubiertos por las aguas, y que nos muestran cómo era lo de lavar la ropa en la
ciudad antes de la llegada de la lavadora.
Como veis, es una ruta muy bonita y fácil de
caminar, para disfrutar con la familia, viviendo una aventura, en contacto directo
con la naturaleza y todos sus elementos, agua, aire, sol, sombra, tierra,
piedra, cielo, flora, fauna...
Nosotros la disfrutamos plenamente y eso que,
al principio, una ligera llovizna cubría el cielo de Santiago y nos acompañó
durante un rato. Pero Santiago sin lluvia no sería lo mismo.
Chove en Santiago
meu doce amor
camelia branca do ar
brila entebrecida ao sol...
meu doce amor
camelia branca do ar
brila entebrecida ao sol...
Federico García Lorca
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