Y hoy en el Blog Grupo De Andainas Rías Baixas
os presentamos una pequeña ruta de carácter circular que tiene como telón de
fondo el entorno de la localidad de Covas en Vilanova de Cerveira, Portugal.
Tomando
como punto de partida y de llegada la iglesia de San Salvador de Covas, allá
por el mes de noviembre, nos dispusimos a recorrer sus poco más de 9 km casi siempre acompañados del río Coura.
Es una senda que coincide en parte con el conocido
como “Trilho interpretativo da Ribeira de Covas”, señalizado, este tramo,
convenientemente con las marcas rojas y amarillas de pequeño recorrido en
Portugal.
Pero una gran parte del trazado no está
marcado. Nosotros lo realizamos en compañía de un grupo portugués que se llama
Elos Da Montaña, que fueron nuestros guías en un día que amenazaba lluvia, que
incluso llegó a hacer su aparición, pero que no fue suficiente para hacernos
desistir de la caminata.
Como digo, salimos de la iglesia de San
Salvador en Covas, después nos dirigimos a ver la presa o “açude” de Pagade, un
rincón muy bonito, presentando además de la belleza del embalse en sí, las
instalaciones de una antigua serrería, cuya presencia da un encanto especial a
todo el entorno.
De allí, después de cruzar el puente sobre el
río Coura, caminamos hacia el “área de lacer de Covas” en donde, debido a que
las aguas del Coura desbordaban de su cauce, tuvimos que dejar el sendero por
la orilla del río y seguir un tramo por la carretera.
Llegados ya a la “levada” sobre el río nos
maravillamos una vez más por el impresionante paisaje, con el agua cabalgando
salvajemente en los rugientes rápidos y con los frutos rojos de los madroños
perfumando y dando color al ambiente.
Arribamos así a la antigua empresa hidroeléctrica
do Coura que aún en sus ruínas nos da una idea de su antiguo pasado de
esplendor.
Y después de desandada la levada, volvimos por
senderos entre casas de piedras, fincas cultivadas y viñedos a nuestro punto de
llegada, la iglesia de San Salvador.
Pero no terminó ahí nuestra jornada, pues
después de la caminata había que reponer fuerzas y recuperar las calorías
dejadas en el camino.
Y lo hicimos con un opíparo almuerzo que compartimos con
nuestros amigos en la “Adega Do Lagar” un restaurante, enxebre, muy concurrido
por aquellos lares.
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