Y hoy traemos hasta El
Blog Grupo De Andainas Rías Baixas una ruta circular realizada en tierras de
Cerdedo.
Es una caminata realmente
espectacular que tiene su comienzo a los pies de la Iglesia de San Juan
Bautista, de finales del S. XVIII.
El inicio de la ruta
coincide con el llamado “Roteiro Sarmiento”. Y, así, en una mañana de domingo en que veíamos a lo lejos la silueta nevada de La Sierra De O Cando, bajando por una calzada
empedrada, de origen medieval, llegamos hasta el puente de San Antón, también
medieval, concretamente del S. XIII. Nunca deja de maravillarnos la serena belleza de este puente románico
de unos 31 metros
de longitud, y que presenta esquema triangular y arcos de medio punto.
Cruzando el puente nos encontramos con un
conjunto pétreo bellísimo, formado por un cruceiro de unos 6 m de altura y la Capilla de
San Antón, que algunos datan del S. XVI. Se trata de una sencilla capilla con
una sobria fachada, de puerta adintelada y simplemente coronada con una pequeña espadaña.
A partir de aquí nos sumergimos de lleno en
plena naturaleza, comenzando por un bosque de árboles autóctonos, entre ellos
robles y castaños, que dada la estación del año, se encuentran despojados de sus
hojas que forman ahora una mullida y cantarina alfombra bajo nuestros pies.
Llegados a la capilla de San Salvador
abandonamos el roteiro y caminaremos ahora siguiendo el curso del río Seixo,
primero a nuesta mano izquierda y luego a la derecha.
La senda se encuentra en perfectas condiciones
y nosotros sólo tenemos que caminar apaciblemente contemplando todo lo que la
madre naturaleza presenta ante nuestros ojos.
Así, es una maravilla el poder ver y oír el
deslizar de las turbulentas aguas del Seixo, alimentadas por regatos y torrenteras, formando
rápidos y cascadas que no nos cansamos de admirar.
También adivinamos la riqueza de estas tierras
en un tiempo no muy lejano, bajo la silueta fantasmal de molinos, ya en ruínas,
que van surgiendo a un lado y a otro del camino.
A veces caminamos casi tocando las aguas del río,
sorteando regatos, saltando de piedra en piedra, cruzando pequeñas y rústicas pasarelas de madera o de piedra. Otras por sendas empedradas, con muros de piedra a uno y otro lado. También sobre tierra y hierba, en una senda que se
realiza casi siempre ascendiendo ligeramente.
Y ya, cuando avistamos en el horizonte la
presencia de los modernos molinos de viento, comenzamos a descender.
Y es en
esta parte en donde encontramos algo de dificultad en nuestro cómodo caminar, ya
que la senda que elegimos, se encuentra obstaculizada por la presencia de ramas
y restos de árboles en el suelo y que tenemos que ir sorteando con cuidado.
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