La aldea de Vilamor está situada en plena
Sierra de O Courel, a 570 m
de altura con unas maravillosas vistas sobre el valle del río Lor.
Su iglesia,
construída en el siglo XVIII, es visible desde muchísimos puntos de la sierra, y
toda ella conserva un aire medieval gracias a las casas de tejados de pizarra, sus
típicas paredes situadas en estrechas calles y con las características balconadas
y voladizos de madera, algunas de las cuales, sin restaurar, amenazan con
venirse abajo en cualquier momento.
Pues desde Vilamor es de donde parte una de
las rutas más interesantes del Courel y que hoy os dejamos en el Blog Grupo De
Andainas Rías Baixas.
Es un recorrido circular que une Vilamor con Vilar
De Courel y el poblado de Froxán. Nosotros os recomendamos, por ser más fácil
para el senderista, que comencéis la ruta en el sentido de las agujas del
reloj, tomando un camino a la izquierda, que siempre descendiendo y entre
frondosa vegetación nos lleva hasta el río Lor.
Una vez cruzado el río por un puente de madera,
conocido como de Vilar y también “Da Rastradeira”, comienza el ascenso, a través de soutos con
castaños milenarios, hasta Vilar de Courel.
Allí, en un lugar casi despoblado, escondido
en el bosque, casi fantasmal y que parece surgido de épocas pasadas, podemos admirar un verdadero museo etnográfico
con gran cantidad de utensilios de todo tipo, utilizados en toda la comarca en tiempos
no tan lejanos.
A poca distancia de allí se encuentra el
llamado Castro de Vilar situado en un lugar inexpugnable sobre una
impresionante atalaya. En sus inmediaciones encontramos la pequeña pero
encantadora ermita de san Roque, todo ello en un marco de incomparable belleza.
Tomaremos ahora un estrecho sendero
descendente por la ladera del monte hasta encontrarnos otra vez con el río Lor que
cruzaremos por el puente de O Vao.
Llega otra vez el momento de subir hasta
llegar al restaurado poblado de Froxán donde dicen que hace más de 2000 años,
los romanos extraían oro de los aluviones sobre los que se asienta el pueblo.
La ruta clásica, por así decir, desde Froxán vuelve
a Vilamor por carretera, pero ahora, simplemente cruzando la carretera existe
la posibilidad de continuar por lugares mucho más atractivos para el caminante
y hacer la ruta circular, como ha sido nuestro caso, sin tener casi que pisar el
asfalto.
Reseñar que toda la ruta se encuentra perfectamente señalizada con las
conocidas marcas blancas y amarillas y también con paneles indicadores al
efecto, por lo que no hay peligro de perderse o de salirse del camino.
Como digo, se trata de una de las sendas más
realizadas del Courel, por otra parte todo él incomparable para ser recorrido a
pie, muy bonita por la variedad de
paisajes y elementos que contiene, no sólo los ya mencionados soutos de
castaños centenarios, sino por toda una infinita gama del reino vegetal con
madroños, alcornoques, pinos, acebos, encinas...,
la majestuosidad de sus
montañas, las tranquilas aguas del Lor, las crujientes alfombras a nuestros
pies, las aldeas...
Además, ayer, nosotros contamos con un valor
añadido: el color blanco de la escarcha con la que el frío mañanero tiñó el paisaje, que se ofrecía ante nosotros,
la belleza al
trasluz, del deshielo en los árboles cuando Lorenzo hizo su aparición, y toda
la majestuosa gama de colores del bosque en otoño... ¡En fin, una senda que os recomendamos vivamente!
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