Desde el Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos dirigimos hacia La Península del Morrazo, zona costera
abierta al Atlántico, para recorrer la llamada
Costa da Vela,
también conocida como Soavela, lugar de una gran belleza y que tanto por el paradisíaco aspecto de sus playas, miradores y acantilados, como por las numerosas especies que esconde, ha sido declarado LIC (Lugar de Interés Comunitario).
Comenzamos nuestra ruta concretamente en Donón, saliendo del
aparcamiento que hay en el Mirador de La Caracola por un sendero estrecho que
va hacia la izquierda siguiendo las marcas que nos indican el sendero.
Poco
después, y caminando a través de un pinar con suelo bastante arenoso, que llega
a formar dunas móviles, llegamos a la playa de Barra, una de las playas
nudistas más famosas del mundo, y en donde contemplamos la serenidad azul del
Continuamos ahora siempre con el mar a nuestra izquierda
para visitar las ruinas de lo que en tiempos fue una fábrica de salazón, ahora
abandonada pero desde donde
se puede regalar la vista y el espíritu contemplando la gran variedad de colores que en este punto presenta el mar al
chocar contra los acantilados.
Seguidamente y
a través de un eucaliptal llegaremos a Punta Subrido desde donde podemos
disfrutar de unas vistas preciosas, teniendo en el horizonte las Islas Cíes.
Continuando nuestro camino llegamos ahora a la
playa de Melide, de finísima
arena blanca y a continuación nos dirigimos al
faro de Punta Robaleira que destaca en la lejanía con su característico y
distintivo color rojo.
En las rocas, unos pescadores aficionados disfrutando del día, en el Océano unos piragüistas luchando contra la fuerza
del agua intentando llegar a la meta de una dominical regata.
Y así, pian, pianito llegamos a Cabo Home en
donde hay otro faro, uno de los más altos de Galicia, de color blanco y
cilíndrico, con tres pisos de altura.
Allí, además de seguir admirando la
belleza incomparable de nuestra costa, nos llamó la atención, al pie mismo del
Faro la figura de un guepardo esculpido en las rocas sobre el mar, que algún
artista anónimo allí dejó, contemplando la inmensidad del Océano Atlántico.
De
nuevo continuamos el itinerario marcado y regresamos al Mirador de La Caracola.
Tampoco dudamos en continuar caminando, esta
vez ascendiendo, para dirigirnos al Monte
O Facho.
Es algo fatigosa la subida, pero hay una gran recompensa arriba
con el espectáculo que se ofrece ante nosotros.
La palabra “facho” significa
en gallego antorcha, y el término “donón” era una palabra
celta que significaba recinto de piedra. Su magnífico emplazamiento geográfico
y estratégico hizo que desde tiempos remotos estuviera habitado por varias
civilizaciones.
En estos momentos, si os animáis a desplazaros hasta allí, como
os recomendamos vivamente, veréis las excavaciones de un poblado “castrexo” que
habitó el lugar en el siglo IV al I a.c. aproximadamente.
Y dejando los paisajes naturales a un lado, os
aconsejamos también que no os perdáis la visita al afamado Cruceiro de Hío, con el
habitual simbolismo iconográfico del estilo barroco. La escultura
consiste en una representación dramatizada de los momentos más significativos
del hombre.
Se encuentra en la parroquia de Hío junto a la iglesia de San Andrés y la Casa Rectoral.
Está tallado casi en su totalidad en un solo bloque de granito por el Maestro
Cerviño en el año 1872.
En él se puede contemplar de abajo a arriba: En la base las tallas de Adán y
Eva ante el pecado original, la Virgen del Carmen auxiliando las ánimas del
purgatorio y el Cristo del limbo de los justos. En el fuste: Adán y Eva
avergonzados tras la expulsión del paraíso y la Virgen María pisando la cabeza
del demonio-dragón. Y en lo alto, coronando el cruceiro podemos ver el
desenclavo de Cristo.
En definitiva una ruta de gran interés
paisajístico y cultural que no debéis perder la ocasión de conocer y disfrutar.
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