En nuestra XX Etapa por El Camino Francés a Santiago caminaremos desde Mansilla de Las Mulas hasta León.
Iniciamos al pie del Monumento al Peregrino enfilando enseguida por La Puerta de Santiago desde donde oteamos la silueta de La Iglesia de Santa María a cuyas puertas nos recibe el mismo Apóstol Santiago.
Saliendo ya de la ciudad atisbamos Las Antiguas Murallas muy cerca del Puente Medieval con estructura constituida por ocho ojos, en forma de bóvedas de cañón, sobre El Río Esla, el afluente más caudaloso del Río Duero.
Al igual
que los altos y frondosos árboles que parecían acoger al peregrino.
Sigue El Caminante su periplo encontrándose poblaciones como Arcahueja o Valdelafuente y la naturaleza aromatizando el ambiente con el perfume de las flores.
A la entrada de Puente Castro conocemos La Iglesia de San Pedro colonizada por las cigüeñas.
En las inmediaciones del Río Torío nos detenemos en un coqueto parque con diversos elementos en donde recrear la vista y el espíritu.
Para después
cruzar las tranquilas aguas sobre un puente peatonal que a su vez nos permite
contemplar El Puente de Puente Castro, un
conjunto de 10 arcos de sillarejo construidos en Estilo Neoclásico como era
habitual en el S. XVIII.
Seguimos callejeando por León conociendo algunos de sus parques y fuentes ornamentales.
Visitamos La Iglesia de Santa Ana cuyo origen se remonta al S. XII.
El Camino también nos permite contemplar El Palacio de los Guzmanes del S. XVI. De su estructura destaca su planta trapezoidal dotada de una torre en cada una de las esquinas. Llama la atención su fachada de arcos acristalados rodeados por pilastras corintias.
Su Fachada Principal incluye tres grandes puertas y está adornada con numerosas esculturas y detalles decorativos como esculturas de temática religiosa.
Destaca el enorme rosetón que se sitúa entre las dos torres de aguja y los ventanales de vidrieras policromadas que la hacen merecedora de que sea conocida como La Catedral de La Luz.
En su entorno otras construcciones y esculturas completan el paisaje urbano.
Continúa su periplo El Peregrino pasando por La Plaza y Parque del Cid, cuajado de sauces y tilos y recostado sobre restos de la antigua muralla.
Antes de arribar al enclave en que se encuentra La Colegiata de San Isidoro, uno de los grandes tesoros del románico español, compuesta por iglesia, panteón y museo.
Nosotros nos maravillamos contemplándolo al igual que el peregrino que yace allí sentado y descalzo, descansando del camino y al que hicimos compañía durante un buen rato.
Por allí cerca discurre El Río Bernesga cuyas aguas juguetonas contemplamos y cruzamos desde El Puente de San Marcos construido en sillería arenisca sobre un antiguo puente romano.
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