Y pasamos a contaros nuestra XVIII Etapa por El Camino Francés a Santiago en donde salimos de Terradillos de Los Templarios, antiguo feudo de La Orden del Temple, para llegar a El Burgo Ranero.
Comenzamos bien de mañana al pie de La Iglesia de San Pedro, realizada en ladrillo con una sola nave en cuyo campanario crotoraban las cigüeñas.
Nos vamos acercando al Río Templarios de nombre evocador y afluente del Río Sequillo en una de cuyas orillas se asentó un poblado medieval.
La visión de unas bodegas excavadas en una colina nos indica que entramos en Moratinos en donde destaca La Iglesia de Santo Tomás de Aquino, construida entre los S. XVI y XVII, de una única nave y con exterior de ladrillo.
A la salida de la localidad nos recibe una pequeña área recreativa.
Continúa el peregrino su periplo acompañado de variada vegetación.
Para encontrarse con El Río Valderaduey, afluente del Duero, en un bonito paraje con Puente Medieval con dos ojos y tablero en lomo de asno y La Ermita de La Virgen del Puente de Estilo Románico Mudéjar.
Y va el peregrino entrando a la localidad de Sahagún encontrándose con elementos alusivos al camino.
También La Antigua Iglesia de la Trinidad de Estilo Mudéjar, de nave única, construida enteramente en ladrillo y cerrada al culto en 1964.
Lo que no
podéis perderos es El Arco de San Benito, Monumento Nacional construido en el S.
XVII en Estilo Barroco muy cerca del Monasterio de Santa Cruz.
Va el peregrino saliendo de Sahagún y se encuentra con El Puente Canto, del S. XVIII, sobre El Río Cea, afluente del Esla.
En el momento en que nosotros pasamos por allí el puente estaba en obras por lo que tuvimos que dar un pequeño rodeo por entre un bonito parque lleno de frondosos árboles que nos proporcionaron su refrescante sombra hasta entroncar de nuevo con El Camino.
A solamente unos cuantos metros.
Y después de pasar por Bercianos del Real Camino y La Laguna de Valdematas arribamos al Burgo Ranero en donde visitamos La Iglesia de San Pedro de Estilo Renacentista.
Parece ser que el nombre de esta localidad deriva de la multitud de ranas que poblaban las charcas cercanas. Si queréis oírlas croar acercaos al atardecer a La Laguna Manzana y os ofrecerán un espectacular concierto.
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