Y esta es la
crónica de nuestra XIX Etapa por El Camino Francés a Santiago que nos lleva desde El Burgo Ranero a Mansilla de Las
Mulas.
Muy de mañana
salimos de las inmediaciones de La Iglesia de San Pedro, de Estilo Renacentista
en donde las cigüeñas comenzaban sus rituales matutinos.
En seguida
encontramos El Camino que transcurre paralelo a la LE-6615 a un lado y campos
de cultivo al otro.
Abundan las
señales, amarillas o no, referentes al camino y las distancias.
Así como
diversas Cruces de Santiago que animan el trayecto.
No faltan las
áreas de descanso más o menos cercanas a algún que otro regato que junto con la
sombra de los árboles cercanos proporcionan solaz al caminante.
Así como
algunos banquitos y mesas diseminados a lo largo de la senda.
Y lo que llama
realmente la atención del peregrino es lo bonito que está el campo con el
amarillo reluciente de la colza refulgiendo entre el verde de la meseta
castellana.
Llamativa
también el área de descanso que señaliza un desvío a la localidad de Villamarco,
por donde antes pasaba El Camino, con diversos elementos decorativos.
Sigue el
peregrino paralelo a la carretera encontrándose con El Arroyo Valdearcos y
nuevas áreas de descanso.
Hasta arribar a
la localidad de Reliegos que atraviesa animado por algunos elementos que adornan
el camino.
Llegan nuevas
zonas de solaz para el caminante engalanadas con las joyas que La Madre
Naturaleza y la mano del hombre proporcionan.
Hasta que ya
llegamos a nuestro punto de destino del día: Mansilla de Las Mulas, villa con trazado medieval situada
a orillas del Río Esla, en donde nos recibe El Monumento al Peregrino.
No dudéis en
dar un paseo hacia el río, conociendo La Iglesia de Santa María, Las Murallas y
algún que otro elemento más que sin duda alguna harán vuestra delicia.
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