Muchos Peregrinos comienzan su largo viaje por El Camino Francés a Santiago en la localidad de Roncesvalles.
En ella encontramos La Iglesia de Santiago una reliquia gótica del S. XIII. En su fachada, empedrada destaca un campanario con la llamada campana de los peregrinos.
Sin duda no debéis perderos la visita a La Colegiata de Santa María, llena de significado para los que allí llegan como peregrinos. Llena de esplendor gótico, su origen se remonta a principios del S.XII.
Y ya nos encontramos preparados para enfrontar los 790 km que nos separan de Santiago de Compostela, nuestra meta, según atestigua el rótulo allí existente.
El sendero es bonito, poblado de altos árboles y jalonado con señales del camino y diferentes tipos de cruces como La Cruz de Roldán.
La primera localidad que se encuentra el peregrino es Burguete con preciosas casas, la mayoría reconstrucciones de los S. XVIII y XIX, tras los varios incendios sufridos durante su historia.
No pasamos por alto La Iglesia de San Nicolás de Bari considerada por la UNESCO como un lugar Patrimonio de la Humanidad.
A la salida el caminante vive refrescantes momento con el paso del Arroyo Xorinaga, algún que otro riachuelo y cancelas que abrir y cerrar.
La senda es fácil de caminar y el peregrino se llena del espíritu relajante que se vive en el ambiente embellecido por la arboleda circundante.
Al poco nos reciben La Iglesia y las bonitas y floridas casas de la localidad de Espinal fundada en el S. XIII.
Entra el peregrino de nuevo en zona boscosa de frondosa arboleda.
Alternada con caminos por entre fincas cultivadas.
La verdad que es un verdadero regalo para los sentidos caminar por entre estos estilizados árboles testigos del pasar de tantos y tantos peregrinos a lo largo de la historia.
Las tranquilas aguas del Río Erro nos ven pasar mientras se cuelan por los pasos de su cauce.
Pasada Lintzoain comenzamos un ligero ascenso sobre un sendero rocoso con amplitud de miras hacia la lontananza.
Para enseguida adentrarnos en un paraje ideal en donde los elementos arbóreos se iban ya tiñendo con la paleta variada del otoño.
Y después de una vertiginosa bajada nos topamos con El Puente de La Rabia sobre El Río Agra. Construido en el S. XII en estilo románico, su nombre hace referencia a la propiedad curativa de la rabia a todo animal que lo cruza.
Y es que llegamos ya al final de esta bonita etapa: la localidad de Zubiri en donde destacamos La Iglesia de San Martín, de nueva construcción, pues la original fue destruida tras la guerra carlista.
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