Esta vez Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos aventuramos por La Sierra do Suido.
En una caminata que
comenzamos en La “Carballeira dos Prados”, A Lama, en donde nos vemos rodeados
de ejemplares de roble, acebo y otros.
Al poco ya nos percatamos
de la inmensidad de la sierra que se nos muestra cubierta por el mar amarillo
de tojo.
No faltan los
afloramientos graníticos así como arbustos y flores silvestres.
Camina solitario el
senderista en el silencio de la sierra, sólo perturbado de cuando en cuando por
alguna vaca de pequeños o grandes cuernos o el rumor del agua en los riachuelos
cercanos.
Especial emoción siente
al ver el trote de caballos corriendo al viento ladera arriba.
Aquí y allá los gigantes
dormidos en las grandes moles rocosas van despertando, coloreando el cielo de
azul y vigilando el paso del caminante.
Cada vez estamos a más
altura encontrándonos siempre rodeados de la belleza pétrea, vegetal y etérea
de la sierra.
Llegamos a un punto en
que allá en la lontananza podíamos atisbar los pueblitos cercanos y uno de
nuestros objetivos: El “Foxo do Lobo” de Xesta.
Al que nos iremos acercando por senderos que siguen la misma tónica que los que pisamos anteriormente incluyendo vacas paciendo tranquilamente.
Y por fin ahí está, lo tenemos delante, con sus largos muros de piedra acogiéndonos amistoso.
Lo recorremos y nos damos
idea de las imágenes que allí pudieron producirse hasta concluir con los lobos
en el profundo pozo en el que caían.
Y ya toca ir retornando
al punto de inicio. A nuestro paso siguen saliendo formaciones rocosas y como
es primavera la flor de tojo está por doquier animando la ruta.
La imaginación echa a
volar y diversas imágenes se forman en nuestra mente ante el espectáculo de la
madre naturaleza en su forma pétrea bajo un cielo azulado.
Continúa andando el
caminante una senda con amplias miras en donde incluso puede observar alguna
mámoa, testigo de nuestro pasado.
Y ya nos vamos acercando al final de la caminata. El senderista todavía tiene fuerzas para acercarse a un paraje en donde El Regato dos Regadoiros, afluente del Río Xesta discurre bajo las piedras de un antiguo puente cubiertas sus ahora débiles piedras de verde musgo.
A su vera, una cruz es testigo del desgranar de las horas, años y siglos.
Y lo mismo hace el gotear
de la fuente que los contempla.
Y henos de nuevo en El
Área Recreativa de la carballeira centenaria dos Prados. Allí visitamos La
Ermita dedicada a La Virgen de Los Dolores en honor de la cual se hace una gran
romería el último fin de semana de junio.
Y todavía tuvimos tiempo
de aproximarnos hasta la orilla del Río Xesta y contemplar la placidez de sus
aguas frescas y cristalinas.
Sobre las cuales podemos
caminar gracias a una pasarela de madera que nos acerca todavía más al líquido
elemento.
Es una auténtica
maravilla poder estar allí y disfrutar de todo lo que allí se siente y se vive.
Sin lugar a dudas una
ruta para recordar. ¡Ah! Y si vais en primavera, posiblemente tendréis la misma suerte que nosotros y el cuco os obsequiará con su canto.
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