Con la llegada de La Primavera
Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas no quisimos perdernos la
floración de los cerezos en El Valle del Jerte.
Para ello nos acercamos
hasta Navaconcejo, Cáceres, para realizar la ruta conocida como Garganta de Las Nogaledas,
una maravilla sembrada de cascadas.
Desde el principio
estamos en contacto con el agua. Primero es El Río Jerte quien nos da la
bienvenida.
Y también desde el
comienzo los cerezos son protagonistas.
En seguida surge ante el
caminante la primera cascada.
A la que podemos
acercarnos tanto a su base como a su parte superior.
No tardamos en acceder al
paraje en el que admirar la 2ª cascada y reposar en la calma de la laguna que
forma en su base.
El caminante va serpeando
y ascendiendo con la senda que transcurre entre chopos, alisos, fresnos y otros
ejemplares típicos de ribera.
El caminar se hace ligero
y va el senderista subiendo escaleras y agarrando pasamanos providenciales.
Hay momentos descubiertos
teniendo como techo el cielo azul y como
compañía el dulce aroma que se expande por el valle.
Y el deslizar sonoro del
agua de la garganta como líquida melodía.
La senda, aunque
ascendente, con su zigzagueo, es amena y alegra el ánimo del caminante.
Que disfruta plenamente
de verse allí inmerso en esa maravilla de la naturaleza en donde cada rincón es
una sorpresa.
Tanto en los tramos a
pleno sol como bajo la sombra protectora de la arboleda.
Y sobre todo al poder
estar tan cerca de las cascadas con que la también llamada Garganta de Las
Nogaleas nos obsequia.
Los sentidos quedan atrapados en la atrayente
hermosura de sus aguas.
Continúa su periplo el
caminante pisando el escalonado camino abierto en la pared rocosa.
Se puede contemplar con
calma asentados nuestros pies sobre un puente metálico al efecto.
Ascendiendo sólo un poco
más, siguiendo una senda delimitada por una cuerda y un rústico puente colgante,
todavía tendremos una sorpresa más.
Se trata de la garganta
lanzándose en suspensión ladera abajo en busca del Jerte.
Siguiendo la senda
acordonada arribaremos al punto más alto de la caminata.
A partir de ahí
comenzamos el descenso disfrutando de bonitas vistas sobre el valle.
Y envueltos en el manto
blanco y suave de los cerezos en flor.
Una experiencia única que perdurará en nosotros para siempre.
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