Tongobriga es una antigua
villa romana situada en Freixo, Marco de Canaveses, Portugal.
Y es allí, en unos
vestigios históricos datados al final del S. I y comienzos del S. II, en donde
tuvo comienzo y final una caminata que realizamos bajo la luz de las estrellas
y los focos de nuestras linternas.
La realizamos en compañía
de la Associação de Amigos do Rio Ovelha recorriendo la senda conocida como PR6
MCM “Caminhos de Tongobriga”.
Además de los vestigios
romanos, podemos ver diversas muestras del pasado de la localidad, no faltando
los molinos.
Que podemos ver tanto por
fuera, adornadas sus paredes con el verde paso del tiempo...
Como por dentro,
haciéndonos una idea de cómo se realizaba la molienda en un pasado no muy
lejano y también en nuestros días, ya que algunos de ellos continúan en
funcionamiento.
El agua está también muy
presente durante el recorrido. Por el cauce de varios regatos o en forma de
pequeñas cascadas que alegran el paso de los nocturnos caminantes con su
cantarino fluír.
Mención especial para el
paso sobre las poldras, que, sorteando un regato, facilitan el paso por aquel
lugar.
Como era de noche, y
bastante oscura por cierto, constituyó un momento especial, casi
fantasmagórico, iluminados sólo por la tenue luz de las linternas.
Parecía que estuviésemos
en lo alto de un precipicio, sólo apoyados nuestros pies en la piedra salvadora
y con el oscuro abismo esperando un traspiés que nos enviaría a su tenebrosa
morada.
Cuando pasábamos por
lugares más iluminados podíamos contemplar la arquitectura de la zona.
A lo largo de la ruta nos
esperaban sorpresivas escenas de la vida en este territorio en distintas épocas
de la historia.
Amarillos girasoles nos
miraban pasar sorprendidos de que los sacásemos de sus sueños a aquellas
intempestivas horas.
También hubo lugar de
recomponer fuerzas con productos de la tierra.
Incluídas unas riquísimas
papas de harina de maíz preparadas al momento, en la tradicional pota sobre hoguera
de leña.
Casi al final de la
caminata y a pesar de la hora que era pudimos entrar en el museo allí existente
y admirar los tesoros allí mostrados.
Y no quiero dejar atrás
la parte musical de la jornada pues antes del inicio tuvo lugar la noche de
“Fados ao Luar” en donde pudimos deleitarnos con la interpretación de esta
música tan conocida y que llegó no sólo a nuestros oídos sino también a nuestros
corazones.
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