Y los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías
Baixas ya estamos de nuevo en el Concello de Covelo para una caminata más.
Esta vez el punto de inicio, y también final, lo
pusimos en Barciademera, concretamente en Portafurada. Allí, nada más llegar, frente a un área recreativa, ya abrimos ampliamente nuestros ojos para
contemplar el magnífico conjunto formado por cuatro molinos alineados, perfectamente
conservados y de gran belleza.
Después, callejeando, nos dirigimos a visitar
el pueblo de Barciademera y arribamos hasta el lugar en donde se encuentra La Iglesia de San Martiño, magnífico ejemplar del Barroco en Galicia, y que desde
lo alto parece dominar el valle del río Alén. En su fachada, además del santo
al que está dedicada, pudimos observar una Santa Bárbara, lo que nos llevó a
recordar, una vez más a Juan, un amigo de correrías y andainas, que ya no se encuentra entre nosotros, y que
andaba siempre en busca de las imágenes de esta santa por la que sentía gran
devoción.
Y si os desplazáis hasta allí, al lado de la
iglesia, no podéis dejar de maravillaros ante la majestuosidad de la imponente rectoral de Barciademera,
allí levantada, repleta de detalles con influencia de culturas precolombinas. Además de varias figuras con
posibles inspiraciones aztecas, en ella os llamará la atención la figura que la
corona, un atalante, cargando el mundo a sus espaldas, pero con rasgos de un
aborigen de América Latina.
Data
de mediados del Siglo XVI y al parecer perteneció a los monjes cistercienses
del monasterio de Melón. En ella destaca sobre todo la exhuberancia barroca de
su fachada y la austeridad del resto del edificio, y, aunque está en estado semirruinoso, os aconsejo visitar su
patio interior y también su imponente chimenea.

Y pian, pianito, nos fuimos acercando hasta el
verdadero objetivo de esta caminata, el sendero que se encuentra en el paraje
conocido como San Xoán do Mosteiro.


Pero todavía quedan más maravillas. Así,
siguiendo una antiquísima calzada de posible origen romano o medieval, y sobre
cuyas piedras se muestran las marcas del paso de los carros a lo largo del
tiempo, nos vamos adentrando en una frondosa fraga.
Y es siguiendo esta calzada que esta ruta
alcanza su cumbre, tanto de altitud como de belleza. Estamos en un marco incomparable. Parece que
hubiésemos dado un salto y que nos encontramos siglos atrás en el tiempo. A
nuestro alrededor el decorado sólo nos presenta belleza, árboles estilizados que llegan hasta el cielo, miles de gamas y tonos
de verde en la vegetación, en el musgo de las piedras y muros...

Continuamos en un lugar encantado cuando
llegamos a la altura de la llamada “Fuente Santa”. Un paraje lleno de misterio,
allí en la profundidad de la fraga, con una fuente especial que, dicen, no cura enfermedades, sino que cumple deseos.

¿Y qué decir del puente medieval que nos
encontramos al poco de la fuente santa? Un
verdadero tesoro que hay quien señala con origen romano y que ha permanecido allí, inalterable y casi oculto durante siglos.
En resumen, una ruta para poder disfrutar de
los elementos arquitectónicos ya descritos y sin lugar a dudas de la
naturaleza, con senderos que nos llevan a través de una fraga considerada, indudablemente, entre las mejor conservadas de Galicia.
Y en donde, además de la variedad de árboles, con supremacía de los robles, también os llamarán la atención el resto de elementos vegetales y el tamaño de los helechos gigantes que van bordeando la senda.
Y contando con la
presencia constante del agua, de los arroyos y del río Alén, cantando unas
veces, bramando otras, bajando de la sierra hacia el río Tea y
llenando de hermosura y de vida las tierras a su paso.
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