Y este último fin de semana, desde el Blog Grupo
De Andainas Rías Baixas nos dirigimos hasta Forcarei para realizar un
tramo de la senda conocida como “As Pontes Do Lérez”.
Concretamente nuestro punto de inicio se sitúa en el lugar de Gaxín. El primer tramo de la ruta es
brillante y muy recomendable para el senderista, siempre pegados a
la orilla del río Lérez, disfrutando del magnífico espectáculo de la
naturaleza despertándose y acicalándose en una mañana húmeda como fue la que nos tocó en
suerte, o mejor incluso si lo realizáis en un día soleado pues la
frondosidad de los árboles allí existentes os proporcionará la
buena sombra para librararos de los dañinos rayos del sol.
Sin embargo un dato negativo es que la
senda está algo descuidada, la maleza ya va cubriendo parte del
camino, y de no poner remedio llegará un momento en que este
desaparezca comida por la abundante y variada vegetación que por
allí campa a sus anchas.
La ruta, una antigua senda de pescadores
,es estrechita y nos obligaba a ir en fila india, a veces, como ya
dije, luchando contra las hierbas que todo lo cubren y que, al estar
lloviznando iban empapando nuestras botas y nuestras ropas al
caminar.
Aquí, en este tramo, os aseguro que hubo varias ocasiones en
que me acordé de los versos del gran Antonio Machado que inician
nuestro blog: "Caminante, no hay camino, Se hace camino al andar...”
También en esta parte nos
maravillamos ante la majestuosidad de las figuras de dos puentes: El puente de Gomail, en un pequeño desvío casi al principio de la
ruta, una obra del Siglo XV, formada por tres arcos, el
principal apuntado, asentado en el lecho del río y por el que
pasaba unha calzada que comunicaba con A Estrada, Moraña, etc.
Y el
Puente medieval de Parada, de origen romano, con un único arco de
medio punto hecho de sillería. El resto del puente, en mampostería,
fue reconstruída en el siglo XIII, siendo calzada por donde se
transportaba el vino desde el Ribeiro a Santiago y antiguo paso de
peregrinos camino del monasterio de Acibeiro.
También encontramos
iglesias y capillas, multitud de cruceiros diseminados a lo largo de
toda la ruta, hórreos, fuentes, casas de piedra, algunas habitadas
y en buen estado, y otras, ya en ruínas y que nos hacían pensar que
estábamos atravesando pueblos fantasma, y que caminábamos
por lugares recónditos por donde hacía mucho que el tiempo se había detenido...
Infelizmente, el último
tramo de la ruta, al no darse las condiciones necesarias para poder
seguir la senda fluvial, decidimos realizarla por carretera, caminando
entonces sobre asfalto. Aún así, esta parte no carece de encanto
pues nos encontraremos con las concentraciones de hórreos de las
llamadas “Eira da Pena" en Cerdedo, y “Eira Grande”, ya en Pedre, nuestro punto final, en donde también descansamos la vista y el
espíritu contemplado las bonitas muestras de nuestra arquitectura
que allí se encuentran.
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