En Galicia también
tenemos molinos de viento.
Para llegar hasta estos
que os mostramos desde El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas, nos desplazamos
hasta La Laguna Pedras Miúdas.
Se encuentra en Catoira y
se formó con el agua de lluvia acumulada en la cuenca vacía de una antigua
cantera.
La verdad es que a pesar
de ser artificial no carece de encanto.
Ya que ahora está
convertida en un área de recreo contando incluso con pasarelas para desplazarse
cómodamente y pasar un buen rato.
De allí partimos al
encuentro de Los Molinos de Viento.
Los encontramos en una
pequeña elevación, El Monte Mesón, bien venteado y aireado.
Son 3, Los Molinos de
Abalo. Mantienen una forma circular, con tejado a dos aguas.
Dicen que su sistema de
doble aspa es único en Europa.
Desde su emplazamiento el
senderista se recrea con lo que divisa. Cielos, río y tierra componiendo las
piezas variopintas del puzzle paisajístico.
Muy cerca esta cruz
solitaria se alza en un cruce de caminos.
Debe el viajero seguir su
camino. A veces con los molinos modernos oteando desde lo alto.
Viendo relajadamente la senda
que ya se ha dejado atrás.
Y confiante en la que se
vislumbra por delante.
Rodeado de alto arbolado.
Sintiendo el dulce aroma
y la mancha amarilla de las mimosas.
Serpeando con el camino
verde de hierba.
Y en donde los árboles de
hoja caduca siguen desnudos en este crudo invierno.
Como los robles del
enclave de La Ermita de San Cibrán.
Un santuario alejado del
mundanal ruido cuyo entorno está acondicionado para el disfrute festivo de todo
el que por allí se acerque.
Allí mismo un cruceiro,
que parece remontarse al S. XVIII, vela por la tranquilidad del recinto.
Datan del S. XIX y son
también de doble aspa.
De estructura sencilla
atraen la mirada y su emplazamiento constituye una verdadera atalaya sobre El
Río Ulla y las tierras regadas por él.
Hay momentos en que
parece que el viajero va a desplegar las alas y echar a volar.
Y deslizarse
tranquilamente hasta la cercana laguna.
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