martes, 6 de julio de 2021

Molinos De Ardeleiro Y Pedra Da Arca, Malpica

 En Galicia abundan los molinos de río. Éstos que os mostramos hoy se encuentran en un paraje totalmente distinto a los que vimos hasta ahora. 

Estamos en tierras de Malpica de Bergantiños. Inicialmente visitamos A Pedra Da Arca del período entre el 3500 y el 2700 A.C., fase de máximo esplendor de la Cultura Megalítica

Es uno de los dólmenes más grandes de Galicia, con cámara poligonal y corredor orientado hacia el este. Consta de una enorme piedra de cubierta y seis chantos verticales que la soportan.

Por el peso de las losas de estas obras funerarias, imaginamos que sus creadores tendrían que ser seres con una gran fuerza física como las mouras de las leyendas. 

Se encuentra en una zona muy cuidada y accesible en donde la primavera era bien visible. 

A continuación nos dirigimos hacia Filgueira en donde apreciamos bonitas casas de piedra y alguna fuente.

No faltan los tradicionales hórreos de esta zona de Galicia.

Seguimos por una pista rodeada de fincas recién cultivadas adornadas con las flores propias de la estación. 

En un plisplás llegamos a una pequeña Área Recreativa en donde escuchamos deslizarse un riachuelo. Que será el protagonista más adelante.

Estamos ya en Ardeleiro que nos recibe con sus hórreos y casas de piedra. 

Sigue el caminante por una senda entre pinos, castaños y otras especies arbóreas de estos parajes.

Llega un momento en que ya podemos ir atisbando el azul del océano fundiéndose con el celeste del cielo.

Gran regocijo siente el senderista el saberse muy cerca del objetivo que se encuentra besando las aguas del Océano Atlántico.

Al que nos acercamos encontrándolo sosegado y sin apenas movimiento.

La costa es escarpada formando acantilados en donde el mar va horadando la superficie formando vertiginosas curvas y cuevas que admiramos desde lo alto.

Vemos también una Cruz de Piedra homenaje a los hombres desaparecidos en el mar.

Y, por fin, Los Molinos de Ardeleiro o “Muiños da Ribeira”, allí, al abrigo de “A Enseada dos Muiños”. Un conjunto de 5 molinos que aprovechan las aguas del Regato dos Muiños o Regato Das Ondas que vierte directamente al océano.

Hay dos molinos algo alejados de las aguas saladas pero igualmente en un paraje lleno de encanto ornamentado con el colorido de la campiña que lo circunda. 

Primero nos acercamos hasta El Molino de Tecedén al que el agua del arroyo llega por un canal con cubo circular elevado.

Luego al Molino do Pirillete, el único situado a la izquierda del riachuelo cuya agua entra por un canal de piedra y acaba en un cubo rectangular. 

Y ya nos dirigimos a los otros 3 más cercamos al Atlántico. Exteriormente, igual que los anteriores, son pequeños, rectangulares, construidos con mampostería y tejados a una agua con recubrimiento de teja.

El 3º es El Molino Novo al que el agua llega simplemente por un canal. 

 El Regato Das Ondas por aquí se desliza revoltoso y travieso formando incluso pequeñas cascadas cuya sonoridad líquida ameniza el idílico entorno.

En El Molino de Mandeón, cada vez más cerca de la mar salada, el canal está elevado sobre un montículo de piedras y el agua finalmente cae en un cubo.

El espectáculo de molinos y el arroyuelo cabalgando hacia el Atlántico es impresionante, remontándonos a un pasado sin duda muy activo.

Y todavía resta El Molino de Varela, el más cercano al océano y en donde el líquido elemento entra por canal casi a ras de suelo. 

El Regato dos Muiños sigue juguetón formando otra caída de agua cuyo sonido al despeñarse lo impregna todo y nos transmite vida, bullicio y armonía.

Todo ello a la vera verita del Atlántico cuyas saladas aguas contemplamos y tocamos viéndolas llegar mansamente a la rugosa superficie que pisamos. 

Despida de la vegetación que cubre las rocas cercanas. 

Continúa el caminante su periplo por pistas entre pinos y cielo azul, arribando a Loroxo. Primeramente nos recibe un pétreo cruceiro.

Y después El Pazo Casa de Mandián del S. XVIII y Estilo Barroco. En la fachada principal nos admiró la escalinata con balaustrada y el escudo debajo de un empenachado yelmo conteniendo símbolos de los linajes de las familias propietarias.

Prestad atención y descubriréis La Capilla de San Ramón, pegada al pazo, y varios hórreos vistosos. 

Que junto con los demás tesoros que os hemos mostrado hacen de ésta una ruta con gran valor etnográfico, emotivo y paisajístico. 

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