domingo, 6 de junio de 2021

Por Arantei, Río Caselas, Río Miño Y Torre De Lapela

 La Torre de Lapela en Monção, Portugal, estará en el punto de mira de Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas en esta caminata. 

Que iniciamos en las cercanías del Puente de Fillaboa, Salvaterra de Miño. Medieval aunque de origen romano, con modificaciones posteriores, se eleva sobre las aguas del Río Tea

Se localiza en un entorno de gran belleza, en el antiguo camino que unía  Ribadavia y Tui. De apariencia ruda y maciza con calzada pétrea, 3 arcos de medio punto y uno circular, es testigo de la presencia de los romanos inductores del cultivo de la vid en estos territorios.

Del cual tendremos conocimiento desde el inicio de la ruta con la visión de grandes extensiones de viñedos como La Bodega Fillaboa y otras más adelante. 

Continúa el senderista por entre sendas, congostras y caminos de servicio a fincas y viñedos adornados por la vegetación de la temporada primaveral.

Llegamos así al emplazamiento de La Iglesia de San Pedro de Arantei del S. XVII.  

En una plaza aledaña admiramos El Cruceiro del Santo Cristo. Un pedestal de tres peldaños con molduras sustenta un esbelto fuste con imagen mariana. En el anverso de la cruz un ángel porta un cáliz, que recoge la sangre de Cristo crucificado.

También, muy cerca, El Pazo de O Souto, casa señorial de sillería y mampostería que se supone del S. XVI y que pudo ser una construcción defensiva. En sus paredes un magnífico escudo con las armas de Los Barros, Troncoso de Lira y Sotomayor

Así como muestras de la arquitectura popular con casas de piedra y hórreos. 

Arribamos por fin a La Senda del Río Caselas que nos recibe cantarín entre frondosos y estilizados árboles.

En la ruta hallaremos paneles informativos de la flora y la fauna y algún que otro banco aquí y allí para descanso del caminante.

Que irá cambiando de una a otra orilla gracias a rústicos pontones u oportunas pasarelas de madera. 

Al tiempo que disfruta de la alegría deslizante del agua.

Y de los momentos vividos en el entorno del Muiño do Picado de 3 muelas, ya reseñado en El Catastro de Ensenada

Con el correspondiente Puente del Picado.

Justo antes del Muíño dos Bernárdez, de 4 muelas y de cubo, también citado en El Catastro de Ensenada. 

A cuyo lado El Río Caselas se muestra revoltoso como un niño travieso.

Continúa su periplo el caminante y lo hace primeramente entre alta arboleda y luego nuevamente entre viñedos arribando a las dependencias de La Bodega Señorío de Sobral

Nuevamente también la flora primaveral se hace presente hasta cruzar la vía del tren para seguir camino.    

Y arribar por fin a orillas del Río Miño al que encontramos tranquilo y sosegado bajo un cielo azul intenso. 

En sus orillas encontraremos unas seculares construcciones líticas: Las Pesqueiras, empleadas para la pesca, claro está. Y que los romanos nos dejaron por estos pagos.

La senda es fácil de seguir y los colores de la primavera se manifiestan en la flora y en general en todo el entorno. 

Por cierto que desde diversos puntos podemos avistar las tierras de nuestro vecino Portugal. Destacamos La Torre de Lapela un espectacular e imponente mirador sobre las aguas miñotas en la cercana Monção.

Sus 35 m de altura dan idea de lo que pudo ser el castillo del cual era La Torre de Homenaje posiblemente levantada en el S. XIV como centinela sobre las tierras fronterizas. 

Hay momentos en los que el senderista camina bajo la sombra de grandes árboles, incluidos algunos alcornoques.

Fijaos también en las distintas formaciones rocosas esparcidas a lo largo de la senda y que dan animación a la ruta. Alguna con nombre propio como “O Penedo das Trenzas”.

A lo largo de la senda el paso del caminante se ve ayudado por diversas pasarelas, pasamanos o puentecillos de madera. 

Que en ocasiones facilitan el paso sobre algún que otro regato.

Siempre con la imperturbable presencia y compañía de nuestro padre Miño. 

No faltan los viñedos en esta parte colorida del recorrido. Volviendo a encontrarnos con terrenos de La Bodega Fillaboa y con El Río Tea.

En sus orillas se yerguen las estacadas, ingeniosas construcciones en madera y hierro, fruto de un saber ancestral transmitido durante generaciones, método único para la captura de la lamprea.

Y que nos dejan delante del Puente de Fillaboa, brillante punto final de la caminata.

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