lunes, 7 de octubre de 2019

Por Los Ríos Tambre, Noa Y Mera

En esta caminata Los Senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas tenemos como compañeros de viaje al Río Tambre y dos de sus afluentes: Los Ríos Noa y Mera
La iniciamos en La Playa Fluvial de A Tarroeira en donde el Río Mera entrega sus aguas al Tambre.
Seguimos el cauce del Mera al que encontramos agitado y revuelto añadiendo pinceladas de azul y blanco a su entorno. 
La senda es estrecha y sinuosa. De vez en cuando providenciales escaleras ayudan al caminante.
Un viejo molino, cubiertas sus paredes de trepadoras hiedras pone el punto nostálgico y contribuye a dar encanto a la ruta.  
La banda sonora está compuesta por las aguas que se deslizan rugientes y veloces a nuestra vera para después ofrecernos sones sotto voce en sus momentos de relax. 
Estilizados árboles movidas sus hojas por la brisa, se unen al concierto, haciendo que el caminar sea todo un placer para los sentidos. 
Disfrutando del espectáculo ofrecido por La Madre Naturaleza. 
Como en el paraje en que un solitario molino es consolado por la alegría desbocada del Río Mera en forma de cascada. 
Llegamos así al Molino Da Pena, antiguamente aserradero y también dedicado a la molienda, hoy en día reconvertido en casa rural. 
En cuyas inmediaciones descubrimos un artístico cruceiro y algo más adelante el pequeño Puente de Puñide de época romana. 
Sigue su periplo el caminante acompañando el plácido fluir del río Mera. 
Y rodeado siempre de la belleza natural de la arboleda de ribera. 
Al rato nos encontramos con La Iglesia de Santa María de Gonzar. No os perdáis el cruceiro que descansa a sus pies. 


Nos lanzamos ahora en busca del río Noa y lo encontramos bullicioso y  lleno de vida con el líquido elemento jugando alegre por su cauce. 

También hay remansos llenos de placidez con reminiscencias del pasado en forma de molinos y otras ruinosas construcciones.    
Como A Maquía da Arnela ahora una aparición fantasmal, devastada por el tiempo y el olvido, pero que conserva un no sé qué que nos lleva a ver el esplendor de antaño. 
Continúa el río Noa deleitándonos con rápidos y pequeñas cascadas antes de unir sus aguas a las del Tambre.





Que toma el relevo y serán ahora sus aguas cantarinas las que entonen la sinfonía de nuestro caminar hasta su punto final.  
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