lunes, 17 de junio de 2019

Río Xesta, Cascada De A Freixa Y Puente De Liñares

La Cascada de A Freixa en El río Xesta es una de las protagonistas de esta caminata por tierras de A Lama.
Los Molinos de Reboreda son testigos de nuestro inicio. 
Cerca de su emplazamiento ya tenemos un inicial contacto con El Río Xesta y los restos de un antiguo puente.
El sendero que nos encontramos es suave y corretea retorcido y ligero entre frondosos árboles estilizados y animados por el rumor líquido del travieso río al que nos acercamos. 
Y lo encontramos tranquilo y sosegado dejándose llevar entre los cuarzos de su lecho.
Enseguida otro molino llama la atención del senderista, allí colocado, simplemente escuchando la música interpretada por el río y el roce del viento en las hojas. 
Continúa el caminante disfrutando del aire fresco de primavera, de los diversos sonidos ambientales, del calor de lo rayos del sol atravesando el tupido ramaje, de la serpeante y estrecha senda, y sobre todo del río y su bullicioso discurrir.  
Al arribar cerca del Área Recreativa de Os Prados el punto de mira se hace más amplio. 
Avanza el caminante, la vegetación cambia, luce el sol en lo alto y todo se vuelve más verde, más amarillo, azul y luminoso. 
Colores y brillos que alegran el corazón y animan el paso del senderista. 
Llegamos a Portomartiño y de nuevo notamos un cambio en el paisaje. Marchamos ahora sobre caminos empedrados e incluso cercados por muros de piedra. 
Pequeños regatos se deslizan traviesos bajo rústicos pontones construidos de las más diversas maneras mientras el caminante lleva sus pasos un poco más allá.   
El camino se alarga lentamente, el caminante conversa con el río, la arboleda, piedras y solitarios molinos que le salen al encuentro. 
La pétrea figura de A Ponte de Abaixo surge desafiando las aguas.  
Iniciamos una ligera ascensión que nos agasaja con amplias miras y un campo florido. 
Poco a poco nos vamos acercando a Liñares en donde admiramos su imponente puente.    
De un solo ojo apuntado y origen incierto, se cree situado en la ruta que los arrieros utilizaban para transportar mercancías varias del interior hacia la costa y viceversa. 
A un tiro de piedra podemos ver que las aguas se van desmelenando y nos ofrecen ya un bonito anticipo. 
Por eso no debéis dudar en acercaros hasta el paraje en donde La Cascada de A Freixa se nos muestra en todo su esplendor. 
Un gran espectáculo de tranquilas pozas además de bulliciosas aguas precipitándose alocadas por un gran desnivel entonando la melodía estruendosa del río victorioso.  
Todo pasa y el caminante sigue su marcha contemplada por La Ermita de San Lorenzo solitaria en su atalaya. 
Canturrean ahora sus pasos por viejas y húmedas corredoiras en donde, a veces, el líquido elemento campa a sus anchas.  
A través de su suelo y muros empedrados ahora embellecidos por la musgosa pátina del tiempo. 
Para completar así un paseo entre agua, molinos, puentes, rocas y misterios conservados por el tiempo, que aquieta, tonifica y sosiega.  
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