lunes, 18 de marzo de 2019

Cascadas Y Molinos Del Río Curantes, A Estrada

Las aguas del Río Curantes riegan las tierras por las que transcurre esta nuestra caminata. 
La iniciamos al pie de la imponente Iglesia de San Xurxo de Cereixo, A Estrada
Al poco, nos encontramos con la sorpresa de un viejo y melancólico molino cubiertas sus paredes de verde y retorcida hiedra. 
Mientras el caminante asciende paulatinamente, pequeños regatos se deslizan ladera abajo hacia los ríos de los que son afluentes. 
Y un nuevo molino aparece indicándonos el buen aprovechamiento del agua que realizaban nuestros abuelos.
El senderista lo deja atrás, sigue la ruta y se da de bruces con una congostra.  
Nada para agobiarse pues en seguida llegan espacios abiertos. 
Un puente de piedra es testigo de nuestro primer encuentro con El Río Curantes.
Una preciosa estampa con el agua filtrándose por la represa y las piedras que estorban el discurrir, de este afluente del Río Liñares.
Llegados a Rubín admiramos La Iglesia de Santa María, de sencilla construcción y dos campanas en su espadaña, y los dos cruceiros de sus inmediaciones. 
Alcanzamos uno de los puntos fuertes de la ruta al encontrarnos de nuevo con el Curantes, también conocido como Río Muiños, ahora formando El Picho de Curantes
Precioso momento con el río desbocado colina abajo y un molino reposando a su vera.
Las piedras musgosas de una pontella permiten la huida del líquido elemento después de formar “A Poza de Maimón” y el paseo tranquilo del que por allí se acerca.   
Una antigua levada nos permite seguir en trance al conducirnos hasta un grupo de molinos agazapados en la inmensidad del bosque.
En donde la incipiente primavera va dando sutiles pinceladas de su presencia.  
Continúa el caminante su periplo para arribar al enclave donde el río, estruendoso, forma La 1ª de Las Cascadas de Callobre.
Serpeamos ahora igual que el Curantes, dejándonos llevar por estrechos senderos en donde nos acompaña el suave murmullo de la hojarasca bajo los pies. 
Al poco nos encontramos en El Castro De Callobre. Las ramas desnudas de sus robles, con telón de fondo azul celeste, acogen sin miedo al caminante.  
Enseguida nos vemos sobre pasarelas de madera que permiten salvar desniveles del terreno. 
 Rústicas pontellas nos van acercando a la sinfonía líquida y azulada que por allí se escucha. 
En otras épocas acompañada por el ritmo de la muela de este, ahora mudo, molino.
Llega un momento pintoresco en que pasamos de una a otra orilla a través de un puente de madera construido sobre el tronco caído de un árbol.
Todo para llegar al enclave en donde El Curantes se precipita ruidosamente en su caminar hacia el Liñares formando La 2ª Cascada de Callobre
Rodeada de masa arbórea autóctona es una delicia el dejarse llevar por la estrecha y sinuosa senda que viene a continuación.
Hasta dar con otro bonito paraje con levada y molino. 
Muy próximos a este puente sobre las aguas ahora tranquilas del Curantes. 
Está el caminante llegando al final de la ruta y el agua continúa siendo protagonista. 
Así como los molinos, alguno de los cuales oteamos allá en la lontananza. 
 Para despedir este hermoso espacio natural lleno de magia y belleza. 
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