lunes, 29 de enero de 2018

Por Cambados: Torre De San Sadurniño, Santa María De Dozo, Molino De Mareas Y casco Histórico


Los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas estuvimos caminando muy cerca de La Torre de San Sadurniño en Cambados
Previamente nos acercamos hasta Cambados, Capital del Albariño, y comenzamos nuestra ruta muy cerca del Parador de Turismo en donde charlamos un ratito con el escultor Asorey.
Poco más adelante, frente a la puerta de La Casa del Concello, nos encontramos con Ramón Cabanillas allí esperándonos tranquilamente sentado.
Y parecía que la cosa iba de encuentros y esculturas fantásticas, pues en plena Plaza de Ramón Cabanillas nos topamos con el mismísimo Baco, dios del vino, gracias a la mano y obra de Francisco Leiro.
Vigilado desde lo alto por El Convento de San Francisco, ahora iglesia parroquial.
Fundado bajo La Orden Franciscana nos llamó la atención su fachada con variadas representaciones, incluidos los mismísimos Adán y Eva tapándose con la hoja de parra.
Continuamos el paseo admirando el rico patrimonio de Cambados y llegamos hasta el emplazamiento del Pazo de Ulloa. Lo reconoceréis porque delante tiene un cruceiro, por su chimenea, su galería  y por su escudo torcido.
Inconfundible es la estructura ruinosa de Santa María de Dozo.
No dudéis en adentraros hacia su interior y desvelaréis algunos de sus misterios.
Impresionantes sus arcos de medio punto y sus capillas laterales con maravillas como ésta.
Elevad los ojos al cielo y os encontraréis con la firmeza de su torre semiderruída.
A dos pasos nos adentramos en El Monte de A Pastora, un remanso vegetal en la parte más alta de Cambados.
En donde nos encontramos este cuadro compuesto por cruceiro, capilla y faroles encendidos.
Nos hallamos también en la parte más alejada del mar que divisamos azul y nebuloso desde el mirador que allí hay o subidos a alguna de las rocas accesibles al caminante.
Y nos vamos ya en busca del Río Umia y lo encontramos, sereno y azul.
Llegando hasta él primero por un sendero terroso con poca vegetación circundante.
Y finalmente por una pasarela de madera que serpea a través de una junquera.
Aprovechad el momento de calma y serenidad que se respira en el ambiente. 
Y llenad el alma de buenas sensaciones y energía necesarias para toda la semana.
Otra de nuestras metas era La Torre de San Sadurniño. Nos alegró ya en la primera ojeada lejana, allí majestuosa entre el contraste de cielo, mar y playa.
Nos entusiasmamos al caminar sobre el puente que nos lleva al paraje en que se encuentra.
Y ¿qué puedo decir del momento en que pudimos tocar esta torre de vigía que defendió La Ría de Arousa de los ataques viquingos y normandos?
Aunque sólo se conservan dos muros de una torre de lo que fue una fortaleza defensiva, la imaginación echa a volar y nos da idea de lo impresionante que debió haber sido.
Debe el caminante continuar el periplo pero no puede dejar de echar la vista atrás para seguir contemplando el bonito espectáculo de mar y torre, piedra y agua unidos eternamente.
¡Claro que caminar sobre la arena de la playa y entre las barcas descansando en la orilla tampoco está nada mal!
Nuestros pies nos llevan ahora sobre las losetas del paseo marítimo al encuentro de “O Rañeiro” que tras un breve saludo continuó faenando incansable.
Los caminantes ponen ahora rumbo al emplazamiento del Molino de Mareas de A Seca.
Es uno de los pocos que funcionaba con el agua de las mareas, de ahí su nombre.
Este personaje de cara monstruosa, no pierde detalle de lo que por allí sucede.
El entorno del molino gira alrededor de una pequeña laguna que se puede rodear a través de pasarelas de madera en su mayor parte.
Y desde donde tenemos bonitas perspectivas del molino y lo que tiene alrededor.
Presurosos nos encaminamos al Casco Histórico de Cambados, uno de los mejor conservados y más admirados de Galicia. Destacamos todo lo que rodea La Plaza de Fefiñáns.
Con el arco-puente, y La Iglesia de San Benito con sus campanarios barrocos, los escudos de sus paredes, su reloj de sol y los caballeros de su atrio.
Impresionante El Pazo de Fefiñáns con sus escudos, su torre del homenaje y sus curiosos balcones en círculo.
Os recomendamos perderos por sus calles de casas empedradas en donde se mezclan las casitas sencillas, como la que vio nacer al gran poeta Ramón Cabanillas, con los pazos de paredes blasonadas.
Relajaos en las terrazas de sus plazas y buscad las innumerables esculturas esparcidas por doquier.
Os encontraréis con un auténtico museo al aire libre donde lo mejor son las sensaciones que allí se viven y que perdurarán para siempre.

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