lunes, 4 de septiembre de 2017

De Palas De Rei A Ribadiso, Arzúa, Camino De Santiago

En nuestra quinta etapa caminamos desde Palas de Rei hasta Ribadiso en Arzúa.
Comenzamos a caminar y muy cerca fuimos recibidos por estos peregrinos bailando, obra de J. A. Novoa.
Después de cruzar la carretera enseguida nos adentramos en un frondoso bosque.
Llevamos una marcha ágil y rápidamente nos vemos en San Xulián do Camiño.
Allí, caminando sobre su suelo empedrado, volvemos a ver los tradicionales hórreos que guardaban el grano, patatas,…
Pero sobre todo nos llamó la atención su iglesia románica del S. XII. Aunque muy modificada a través de sus reformas, mantiene este bonito ventanal de arco de medio punto.
Continuamos sin pausa y casi sin darnos cuenta estamos ya en Ponte Campaña que recibe al peregrino con esta gran concha de vieira viendo pasar El Río Pambre.
Casanova, Porto de Bois y Campanilla están a nuestra espera mientras nos deslizamos bajo la sombra de árboleda autóctona.
Su retorcidas ramas se extienden protectoramente sobre nuestras cabezas.
Lo que hace que el peregrino camine tranquilo y confiado.
Llegados a Leboreiro, que en El Códice Calixtino era llamado “Campus Leporarius” o Campo de Liebres, nuevamente pisamos suelo empedrado.
No dejéis de visitar su iglesia dedicada a Santa María,  gótica con características románicas y toda ella una preciosidad.
Si entráis, contemplaréis esta bonita imagen policromada de la Virgen del S. XIV además de una pintura mural del XVI.
Su portada también es de admirar con un altorrelieve de la virgen con el niño en brazos en su tímpano.
También atrae la atención de los peregrinos este cabazo, especie de cesto hecho con mimbre o palos entrelazados y techumbre de paja, delante de la iglesia y que representa los antiguos celeiros para guardar el grano y también fruta.
Proseguimos camino y ahora los peregrinos cruzan El Río Seco que discurre bajo este puente medieval del S. XIV.
Y nos adentramos así en El Polígono Industrial de A Madalena. Es verano pero los suelos ya se van alfombrando de seca hojarasca.
No faltan los puentes de madera ni los monolitos en recuerdo de los peregrinos que por allí pasan.
Pasado el parque empresarial camina otra vez el peregrino bajo la sombra de los árboles.
Y de pronto nos hallamos entrando en Furelos a través de su Puente Romano.
Su estructura presenta 4 arcos de medio punto y su suelo, ahora desgastado, en tiempos fue empedrado.
Aquí en La Iglesia de San Juan de Furelos, del S. XIII y que conserva parte de sus características románicas, se puede sellar la credencial al mismo tiempo que vemos todo lo que atesora su interior.
Estamos ya en la población de Melide y aquí hay que hacer la paradiña de rigor para ir a tomar el pulpo á feira, en Ezequiel, que, sea la hora que sea, ¡sienta que es una maravilla!
Visitamos varias de sus iglesias como la de San Roque, en la que también estampamos un nuevo sello en la credencial, y La Del Carmen.
Destacamos La Iglesia de Santa María de Melide del S. XII, de una sola nave y ábside semicircular, monumento nacional y verdadera joya del románico.
Continúa el peregrino su caminar entre bosques y corredoiras disfrutando de momentos inolvidables.
Esta fuente nos indica que estamos entrando en Boente en cuya iglesia, dedicada a Santiago, añadimos otro sello más a nuestra credencial.
A continuación realizamos un vertiginoso descenso al encuentro del Río Boente y lo encontramos cerca de un área recreativa en donde podemos descansar y refrescarnos.
Subimos un duro repecho, llegamos a A Castañeda, Pedrido y O Río y poco después, por fin alcanzamos nuestra meta de la etapa: Ribadiso.
Y lo hacemos pasando esta maravilla de puente medieval con un solo arco de medio punto sobre El Río Iso.
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