lunes, 28 de agosto de 2017

De Portomarín A Palas De Rei, Camino Francés

Y ya estamos en la cuarta etapa de nuestra peregrinación que nos lleva desde Portomarín hasta Palas de Rei.
Era bien de mañana y los peregrinos estábamos con buen ánimo para enfrentar la larga jornada.
Iniciamos camino pasando debajo de la escalinata que conduce al poblado de Portomarín y que habíamos conocido el día anterior.
Tras cruzar el puente sobre El Regato Das Torres nos adentramos en una fresca masa arbórea.
Aunque era temprano ya no éramos los primeros en pisar ese día las tierras por las que discurre el camino.
Con la ruta sin impedimentos para el buen caminar del peregrino.
Y que en varias ocasiones nos va a llevar por trayectos paralelos a la carretera.
Ya sea por el margen derecho o por el izquierdo.
También por frondosos bosques.
Y no faltan las agradecidas áreas recreativas.
En donde tomar un respiro y descansar el peso de la mochila.
Ni los hórreos galegos que tanto llaman la atención del peregrino foráneo y que tanto servicio hicieron para guardar la cosecha de los roedores.
Al llegar a Castromaior nos detenemos en su iglesia, sencilla y de construcción románica de finales del S. XII dedicada a Santa María.
Por cierto que a la salida del pueblo nos encontramos con otra variación del camino con respecto a otros años en que habíamos caminado por aquí.
Ahora se pasa cerca de las inmediaciones del Castro de Castromaior y hay quien se acerca para ver los restos prerromanos.
Llegados a Ventas de Narón sellamos la credencial en La Capilla de La Magdalena que dicen tiene su origen en un antiguo hospital de peregrinos.
Al poco de pasar Lameiros nos encontramos con esta área de descanso.
En donde pudimos admirar este fantástico cruceiro de doble cara del S. XVII en cuya base podemos ver elementos del calvario y en la cruz en un lado el crucificado y en el otro la virgen con el niño.
Estamos ya en Ligonde y ahora el peregrino se desliza entre muros de piedra.
Por lugares estrechos en los que hay que ir casi en fila india.
Aunque enseguida vuelven los lugares amplios y concurridos.
Ya en Lestedo observamos las casas de piedra y nos acercamos hasta el paraje en donde se encuentra La Iglesia de Santiago de portada adintelada y espadaña con tres vanos de medio punto.
Llegamos a A Brea y de nuevo volvemos a caminar por bonitos senderos.
En donde el ramaje de los árboles impedía que el sol nos diese de pleno.
Y por donde los peregrinos caminaban tranquilos y confiados.
Y henos aquí ya en la entrada de Palas de Rei siendo recibidos por su impresionante iglesia.
Está dedicada a Santo Tirso, fue construida en el S. XII de estilo románico pero con las sucesivas restauraciones poco queda ya de esas características.
Aquí se pueden sellar las credenciales y según nos comentó el párroco, con el segundo sello más antiguo del camino por detrás, claro, del de Santiago.
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martes, 22 de agosto de 2017

De Barbadelo A Portomarín, Camino Francés A Santiago

Nuestra Tercera Etapa transcurrió por las tierras que separan Barbadelo de Portomarín.
Por cierto, en el mismo Barbadelo no paséis de largo La Iglesia de Santiago cuyos orígenes se remontan a los siglos X-XI y en donde admiraréis su torre y esta magnífica portada.
Iniciamos el camino muy temprano pero la senda ya se encontraba bastante concurrida.
Pasamos por Rente y A Serra y nos deslizamos bajo los túneles formados por la frondosidad de los árboles del lugar.
En una fuente nos encontramos con Pelegrín, la mascota del año xacobeo de 1993 y hay momentos verdaderamente bonitos para el caminante.
Recorremos lugares como Peruscallo, Cortiñas y Lavandeira y, entre muros de piedra y árboles autóctonos, llegamos a A Brea en donde debería estar el mojón con la plaquita de los 100 km pero los amigos de lo ajeno se la han llevado como recuerdo al igual que muchas otras.
Seguimos por Morgade con una bonita capilla de piedra al borde del camino. 
Luego por Ferreiros y Mirallos en donde veréis otra iglesia que merece la pena La de Santa María de Ferreiros, románica e inicialmente construída en el S. XII en otro lugar.
Ahora está mismo a la vera del camino y dicen que fue trasladada piedra a piedra hasta aquí en el S. XVIII. Fijaos en su arco, su portada, espadaña y la pila bautismal a su frente.
En los pueblos y aldeas por los que pasamos como A Pena, As Rozas, Moimentos, Mercadoiro, Moutras, A Parrocha y Vilachá, echad un ojo además a los hórreos.
Y también a las fuentes.
Admirad los musgosos muros de piedra que delimitan el paso del peregrino.
Buscad las meigas galegas por ahí volando, que ya sabéis… Habelas… Hainas…
Y llevaos algún recuerdito del camino.
De vez en cuando os encontraréis con el ganado que sale a pastar.
Y, siempre indicando la dirección a seguir, las sempiternas flechas amarillas.
De repente divisamos ya los negros tejados y la Iglesia de Portomarín, nuestro destino.
Y gran regocijo inunda a los caminantes.
Nosotros ahora descendemos por un trayecto nuevo con respecto al que habíamos seguido años anteriores, con El Embalse de Belesar en nuestro punto de mira.
Hay un momento en que la senda se va estrechando cada vez más.
Llegando el peregrino a ir como encajonado entre muros de piedra. Aquí el caminante tiene que prestar especial atención a donde pone el pie.
Pero es realmente espectacular, parece que estamos viviendo una aventura a lo Indiana Jones.
Con el suelo totalmente de roca pura.
Y enseguidita nos encontramos delante del embalse y el puente sobre las aguas del Río Miño.
Lo cruzamos y subimos unos cuantos escalones.
Atravesamos el arco que perteneció a un antiguo puente medieval y en el que se encuentra La Capilla de A Virxe das Neves.
Y que nos lleva al mismo Portomarín que recibe al peregrino con este gran letrero.
Callejeamos por sus calles asoportaladas.
Y nos encontramos ya delante de La Iglesia románica de San Nicolás, templo-fortaleza del S. XIII con sus almenas y característico rosetón. 
Y que fue trasladada piedra a piedra desde el antiguo Portomarín cuando el poblado quedó totalmente inundado por las aguas del embalse.