lunes, 23 de enero de 2017

En Busca Del Sumergido Castro Candaz, Chantada

Estos días se está hablando mucho en los medios de comunicación del Castro de Candaz, en Chantada, Lugo.
Todo ello debido a que el bajo nivel de las aguas del Encoro de Belesar han permitido que el castro, hasta ahora sumergido, se haga visible y accesible a pie para todo aquel que lo desee visitar.
Hay quien llega con el coche hasta cerca de su emplazamiento, pero los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas, como no podía ser menos, llegamos teniendo por compañeros nuestros bastones y las inseparables botas. 
Comenzamos nuestra caminata al pie mismo de La Iglesia de Sobrecedo en Taboada.
Aquí la veis a pleno sol pero, por la mañana bien tempranito, un manto de espesa niebla blanquecina cubría todos los alrededores y nos costó dar con ella.
La escarcha había caído durante la noche tiñendo de blanco los árboles del camino.
Toda la zona está dedicada a la viticultura que se realiza en los tan característicos socalcos de La Ribeira Sacra, hoy difuminados y apagados bajo la bruma.
Estos bancales nos acompañarán durante casi todo el recorrido. Nos encantó verlos sobre el marco incomparable del embalse.
Siluetas de antiguas casas, hace tiempo anegadas por el líquido elemento, y ahora emergiendo, cual embajadoras de un pasado recio y hermoso, se destacan aquí y allá sobre el espejo del embalse.
El alma del senderista se regocija ante las primeras visiones del castro allí emergente en medio del encoro.
Y que será compañía constante en esta parte de la ruta.
Acercaos también hasta el lugar en donde El Río Enviande se precipita para dar su agua al Miño, formando una impresionante cascada.
Comenzamos después una fuerte subida a la búsqueda del castro antiguamente sumergido. No olvidéis de echar la vista atrás y lo encontraréis allí, tranquilamente a vuestra espera.
Llegados a las inmediaciones de Mosteiro nos reciben este cruceiro y el palomar cercano próximos a La Iglesia de Xillán
He de decir que, debido a la repercusión mediática, gran cantidad de gente, ávida de conocer este retazo de nuestra historia, se encontraba ya por allí desfilando a través del estrecho pasaje de acceso al castro.
Y, por fin, ahí estaba el objeto de nuestro paseo, luciendo espectacular bajo los rayos de Lorenzo que también quiso sumarse a la fiesta.
Una vez en su interior cada uno se busca la vida para desplazarse ya que no hay caminos definidos.
Pero caminaremos siempre inmersos en pura belleza, nunca mejor dicho.
Piedra y agua como elementos esenciales.
Azules, negros, marrones y grises en contraste con las ropas coloridas de los visitantes.
No cabe duda que resulta super emocionante el estar pisando sobre algo que sabes que hasta hace muy poco estaba sumergido y que tan pronto lleguen las lluvias volverán a estarlo de nuevo.
¿No os resulta increíble?
¡Una experiencia única!
Y que os recomendamos vivamente.
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