lunes, 17 de octubre de 2016

Admirando El Meandro Del Río Sil En A Cubela

Este fin de semana los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas hemos estado admirando este espectacular meandro que forma El Río Sil en su recorrido. 
Lo podéis encontrar realizando la conocida como Senda de A Cubela pues es en ese lugar en donde se encuentra esta maravilla de la naturaleza.
En la primera parte de la ruta vamos ascendiendo paulatinamente, y lo hacemos rodeados de castaños por doquier. ¡Todo es un puro castañal!
Algunos castaños centenarios nos muestran orgullosos sus formas caprichosas.
También abundan los madroños, nogales, robles y otras especies arbóreas de la vegetación atlántica.
Y no faltan los viñedos tan característicos de estos parajes.
La mañana despertó húmeda, acompañada de nubes bajas, lo que propiciaba un maravilloso espectáculo con las montañas lejanas y el río Sil desplazándose perezoso.
El senderista camina por sendas que coinciden en tramos con el llamado Camino de Invierno a Santiago.
Llegamos así al pueblito de Torbeo en donde visitamos La Iglesia de Santa María, de transición del románico gallego al ojival, está datada a finales del S. XII comienzos del XIII.
No os perdáis las muestras de arquitectura tradicional en todo el trayecto, en las casas de minúsculas piedras o en los clásicos sequeiros cerca de los castañales.
Y disfrutad de la magia todavía existente en los tejados de pizarra de las casas y alpendres de los pueblitos abandonados.
A partir de Torbeo iniciamos ya el descenso y lo hacemos por un bonito sendero y con la compañía de las nubes.
Los madroños y castaños forman firmes a uno y otro lado, cuan fieles guardianes de lo atesorado a su alrededor.
Decidíos y probad los rojos frutos que nos ofrecen los madroños… ¡Riquísimos!
Llegaréis así al desfiladero conocido como Piedra Tallada, porque el paso fue abierto tallando la roca para posibilitar la comunicación entre las aldeas. 
Arribamos así a un primer mirador sobre el famoso meandro del río Sil en donde da un giro de casi 360 º.
Meandro que podremos continuar avistando en nuestro descenso por el cuidado sendero.
Y que casi llegamos a poder tocar con la mano, ¡tan cerquita llegamos de él!
El pueblito del cual toma nombre la ruta, A Cubela nos espera un poco más abajo.
Aquí el color de la tierra y las paredes de las casas son rojizas, lo que nos recuerda un poco a Las Médulas. Pues resulta que por aquí también anduvieron los romanos practicando la minería con el sistema de “ruina montium”.
Y a partir de A Cubela vamos a tener como compañero inseparable al río Sil. ¡No lo dejamos escapar!
Y no nos cansamos de mirar y remirarlo.
No sólo por donde deslizamos nuestros pies. Sino que también la orilla opuesta merece nuestra atención con sus viñedos en bancales adaptados a las escarpadas pendientes. ¡De vértigo!
La senda es toda ella un regalo para el caminante.
Serpeando y serpeando nos lleva casi sin sentir.
La vegetación ahora muestra una simbiosis de bosque atlántico y mediterráneo. Continúan los castaños los fructíferos madroños pero también numerosos alcornoques agrupados dispersos aquí y allá y en torno a este puentecillo.
Y caminad tranquilos, es imposible perderse. Las señales blancas y amarillas te muestran siempre el camino a seguir.
Y de vez en cuando tomaos un respiro en los numerosos miradores.   
Y al llegar a casa, seguro que recordaréis ésta como una ruta de gran belleza. Sólo belleza en todas direcciones.
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