lunes, 20 de julio de 2015

Torres Do Oeste Y Paseo Fluvial En Catoira

Catoira es una localidad que se mira en las aguas de la Ría de Arosa y que es muy conocida por la Romería Vikinga que allí se celebra todos los años a principios del mes de agosto.
Este fantástico escenario, en la desembocadura del río Ulla, todavía no lo habíamos traído hasta El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas pero, por fin, aquí está.
Comenzamos la caminata cerca de la iglesia parroquial, en cuyas inmediaciones encontraréis una alameda con la figura del arzobispo Gelmírez, nacido por aquellos pagos, y también, en una rotonda, esta escultura dedicada al mítico guerrero vikingo.
También un área recreativa en donde pasaréis un buen rato descubriendo todos los tesoros por allí esparcidos. Entre ellos el Molino Da Ponte.
Llamado así, claro, porque está al pie de A Ponte Vella. A su vera, un miliario data su construcción entre los siglos IX- X.
 ¡Ah! Y no os perdáis el bonito cruceiro en donde también están representados Adán y Eva.
Y ya sí que nos decidimos a conocer el paseo fluvial. En su comienzo todavía divisamos la majestuosa silueta de la iglesia.
Y, en la desembocadura del río Catoira, nos asombra la ahora ruinosa apariencia del Muíño do Cura. Un molino con un sistema único pues, mediante compuertas, tanto aprovechaba el agua del río como la de las mareas. ¡Si todavía nos impone, imaginaos cómo sería en pleno esplendor!
El paseo fluvial transcurre por las orillas del río Ulla. A veces pisaremos pistas de zahorra, y otras caminaremos sobre pasarelas de madera. Pero siempre rodeados de belleza.
Y disfrutando a tope de la Madre Naturaleza, Fauna y Flora.
Desde distintas zonas vamos avistando Las Torres del Oeste y la emoción va aumentando al tiempo que nos acercamos.
Y allí rememoramos los tiempos en que las tierras gallegas eran trofeo codiciado por distintos pueblos que nos invadían por mar. Por eso tenían que construír medios defensivos y disuasorios.
Y, por los restos que se conservan, el castillo del cual formaban parte estas torres debió de ser imponente.
Allí, también pudimos incluso tocar las barcas vikingas que se usan en la célebre romería de la que os hablé antes.
Los senderistas continúan camino por las riberas del Ulla.
Encontraremos las ruínas de una de las muchas telleiras que antes había por la zona y un cruceiro cuya finalidad, dicen que era señalizar la ruta fluvial del Camino de Santiago.
Por eso, algunos de los tramos de esta ruta, coinciden con el Camino de Santiago por la costa, encontrando el caminante muchas flechas amarillas en su caminar. 
Y ya volvemos al punto de partida. Por el camino, aún saboreamos algunas manzanas con que nos obsequian los manzanos a la vera del río Catoira.
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