lunes, 15 de diciembre de 2014

Molinos Y Fervenzas de Parafita Y Pedra Da Serpe En Valga

En el concello de Valga existe un lugar único en donde se pueden admirar los molinos y cascadas de Parafita.

Y para conocerlo, hacia allá que se dirigieron los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas. La mañana se desesperezaba lentamente cuando llegaron a la Ermita de La Salud. Una construcción que, según datos, se realizó como recuerdo de la batalla contra los franceses, que tuvo lugar por  aquellos parajes y que todos los años se reconstruye en las inmediaciones de la ermita.
El caminante va dirigiendo sus pasos a través de senderos delimitados en su mayoría por pinares en donde todo es paz y quietud.
Nos encaminamos hasta Requián para visitar el Santuario de Los Milagros, casi tan famoso como el de Amil, rodeado de impresionantes ejemplares de alcornoques centenarios.
El senderista no ceja en su caminar que le depara la sorpresa de un bonito enclave con el río Valga pasando a través de un pontón apuntalado y dando su agua a las figuras de dos molinos.
Y serpeando con el sendero, a la sombra de pinos, castaños y robles, llegamos por fin a uno de esos lugares mágicos que tanto abundan en nuestra Galicia. Allí encontramos la llamada Pedra da Serpe. Esta piedra sirvió para que nuestros ancestros diesen rienda suelta a sus dotes artísticas dejando allí plasmados su buen hacer y su cultura en forma de petroglifo.
La piedra, auténtica joya del arte rupestre y que data de la Edad de Bronce, no es muy grande pero se puede observar perfectamente su contenido: Grandes líneas serpentiformes, en zig-zag, varios círculos concéntricos y otros motivos.
Continúa la marcha del caminante que vuelve a encontrar al río Valga en otro rincón espectacular con un recio pontón de piedra moderando las enfurecidas aguas que se precipitan rugientes en la hondonada.
Y el senderista llega así hasta un enclave algo solitario en el cual está la Ermita de Os Martores, dedicada a San Mamede.
Es una construcción sencilla, de los siglos IV-V, pero en cuyo entorno se encontró una necrópolis tardorromana donde se especuló que pudiera estar enterrado el hereje Prisciliano. A nosotros nos llamaron la atención las tumbas suevas al pie de uno de sus muros.
Pero como os decíamos, el broche de oro de la ruta, lo constituye el lugar en donde el río Valga junta sus aguas con el regato do Ferreño, desciende vertiginosamente el valle y va formando grandes saltos a los cuales se puede acceder desde diversos enclaves.
En el primero pudimos admirar la llamada Fervenza de Raxoi. Descendiendo por un sendero estrecho, resbaladizo y sinuoso llegamos hasta la base misma de la cascada. Era una maravilla y un auténtico privilegio el poder estar allí oyendo el clamor de las aguas y observando toda la belleza con que la madre naturaleza ha dotado a ese lugar.
Y por un sendero precioso alfombrado de secas hojas de castaños, arribamos al lugar en donde se localiza la llamada Fervenza da Ruxidoira. En el entorno encontramos también dos bonitos molinos que dan al lugar un toque de encanto.
Os aseguro que merece la pena llegar hasta allí. Podemos además caminar por unas pasarelas de madera acondicionadas para llevarnos hasta la base de la cascada.
Aquí podemos extasiarnos contemplando maravilla tras maravilla. La cascada tiene más de seis metros y cae además formando una verde y refrescante poza.
Caminando sendero arriba nos volvemos a encontrar con la primera cascada pero ahora la contemplamos desde un ángulo diferente.
Y después de bastante rato extasiados, admirando este impresionante marco, los pasos del senderista lo van conduciendo al punto final, disfrutando de tranquilos senderos, y encontrando todavía dos molinos más en su caminar.
Resaltar que esta es una ruta no señalizada, algo larga, pero muy fácil de caminar, sin grandes desniveles de subidas o bajadas y siempre disfrutando del tapiz multicolor del bosque en otoño y de esta maravillosa naturaleza de nuestra Galicia.

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