lunes, 21 de octubre de 2013

Subida A Pedra Miranda Y Recorrido Por Las Salinas de Ulló

Esta semana presentamos en el Blog Grupo De Andainas Rías Baixas un recorrido circular que tiene su inicio y fin en la localidad de Paredes, Vilaboa.
Dejamos los coches frente a la gasolinera de Paredes, antes de entrar en Arcade, y, después de cruzar la carretera, allá que nos fuimos a realizar nuestra caminata dominical en una ruta que une el conocido como “Sendero da Pedra Miranda” con parte de la llamada “Ruta de La Croa”.
Es un paseo fácil para el caminante a pesar de la subidita inicial hasta Piedra Miranda, una curiosa agrupación de rocas que han formado en su interior una especie de cueva cuyo techo se encuentra decorado con raras oquedades que parecen el fruto de una mente artista pero caprichosa y que no son más que el resultado de la erosión del agua al filtrarse a través de la piedra a lo largo de los siglos.
En ese lugar y algo más adelante disponemos de varios miradores desde donde poder admirar preciosas vistas sobre la ensenada de San Simón y la Ría de Vigo.
Y también todo el entorno de las Salinas de Ulló, cuya contemplación, un verdadero regalo para nuestros ojos y nuestro espíritu, nos hace darnos cuenta una vez más de la belleza inigualable de nuestra tierra gallega.
Continuando nuestra marcha tuvimos que abrirnos paso a través de un camino que ya se está cubriendo de maleza, y, una vez cruzada la nacional 550 nos dirigimos hacia el lugar de Toural y ya encaminamos nuestros pasos hacia Las Salinas de Ulló.
Allí nos relajamos contemplando las lagunas existentes y en donde algunas grullas despistadas buscaban apaciblemente su almuerzo.
Asimismo admiramos la firmeza de las ruínas de las antiguas casas donde antaño se elaboraba la sal. Al lado de las mismas también encontramos la boca de unas antiguas minas.
Seguimos nuestro paseo bordeando las salinas completamente, cruzando las aguas bajas, primero por una pasarela de piedra en donde un pescador mataba las horas
y regresando sobre nuestros pasos caminamos, ahora sí, por el sendero de zahorra
y, dando la vuelta, continuamos por orilla mar disfrutando de las Islas Alvedosas, allí casi al alcance de nuestra mano y del Monte de La Peneda allí vigilando en lo alto.
En la orilla, gente paseando tranquila en una mañana de domingo, también alguna recogiendo las verdes algas que el mar arrojaba a la playa y, allá a lo lejos, la inconfundible sombra negra del toro, siempre oteando el horizonte.

2 comentarios:

  1. Es verdad, qué simpático el toro negro

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  2. ¡Hola Pilar! Sí, cuando vi el toro allá a lo lejos,se me ocurrió que podía ser un detalle simpático... Mira que no lleva años ahí...

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