martes, 11 de junio de 2013

Pontes Do Lérez: De Gaxín, Forcarei, A Pedre

Y este último fin de semana, desde el Blog Grupo De Andainas Rías Baixas nos dirigimos hasta Forcarei para realizar un tramo de la senda conocida como “As Pontes Do Lérez”.
Concretamente nuestro punto de inicio se sitúa en el lugar de Gaxín. El primer tramo de la ruta es brillante y muy recomendable para el senderista, siempre pegados a la orilla del río Lérez, disfrutando del magnífico espectáculo de la naturaleza despertándose y acicalándose en una mañana húmeda como fue la que nos tocó en suerte, o mejor incluso si lo realizáis en un día soleado pues la frondosidad de los árboles allí existentes os proporcionará la buena sombra para librararos de los dañinos rayos del sol.
Sin embargo un dato negativo es que la senda está algo descuidada, la maleza ya va cubriendo parte del camino, y de no poner remedio llegará un momento en que este desaparezca comida por la abundante y variada vegetación que por allí campa a sus anchas.
La ruta, una antigua senda de pescadores ,es estrechita y nos obligaba a ir en fila india, a veces, como ya dije, luchando contra las hierbas que todo lo cubren y que, al estar lloviznando iban empapando nuestras botas y nuestras ropas al caminar.
Aquí, en este tramo, os aseguro que hubo varias ocasiones en que me acordé de los versos del gran Antonio Machado que inician nuestro blog: "Caminante, no hay camino, Se hace camino al andar...”
También en esta parte nos maravillamos ante la majestuosidad de las figuras de dos puentes: El puente de Gomail, en un pequeño desvío casi al principio de la ruta, una obra del Siglo XV, formada por tres arcos, el principal apuntado, asentado en el lecho del río y por el que pasaba unha calzada que comunicaba con A Estrada, Moraña, etc.
Y el Puente medieval de Parada, de origen romano, con un único arco de medio punto hecho de sillería. El resto del puente, en mampostería, fue reconstruída en el siglo XIII, siendo calzada por donde se transportaba el vino desde el Ribeiro a Santiago y antiguo paso de peregrinos camino del monasterio de Acibeiro.
También encontramos iglesias y capillas, multitud de cruceiros diseminados a lo largo de toda la ruta, hórreos, fuentes, casas de piedra, algunas habitadas y en buen estado, y otras, ya en ruínas y que nos hacían pensar que estábamos atravesando pueblos fantasma, y que caminábamos por lugares recónditos por donde hacía mucho que el tiempo se había detenido...
Infelizmente, el último tramo de la ruta, al no darse las condiciones necesarias para poder seguir la senda fluvial, decidimos realizarla por carretera, caminando entonces sobre asfalto. Aún así, esta parte no carece de encanto pues nos encontraremos con las concentraciones de hórreos de las llamadas “Eira da Pena" en Cerdedo, y “Eira Grande”, ya en Pedre, nuestro punto final, en donde también descansamos la vista y el espíritu contemplado las bonitas muestras de nuestra arquitectura que allí se encuentran.

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